- Miembros de la izquierda abertzale increpan al PNV y al PP por arrebatar a Bildu la Alcaldía
- La jeltzale Ana Otadui empuñó ayer la makila entre gritos de «ladrona» y «fascista», mientras el edil popular tuvo que abandonar el pleno escoltado
El apoyo del PP permitió ayer que la parlamentaria Ana Otadui recuperara la Alcaldía de Elorrio para el PNV después de cuatro años de mandato de la izquierda abertzale. Los jeltzales desplazaron así a Bildu -la lista más votada- del gobierno municipal en un pleno bronco y cargado de tensión, seguido por numerosos simpatizantes de la coalición soberanista que se volvieron de espaldas en señal de protesta en el momento de la investidura. Ni siquiera el exalcalde, Niko Moreno, quiso traspasar en persona la makila a su sucesora, que empuñó el bastón de mando entre gritos de «ladrona» y «fascista».
Tampoco el concejal popular, Carlos García, salió mejor parado. Abucheado durante la sesión, a su término hubo de abandonar el Consistorio y caminar hasta su coche escoltado bajo una lluvia de gritos e insultos, en una imagen que devolvía la memoría al pasado, a los enfrentamientos entre radicales y los representantes de la democracia. Incluso, tras atender a los medios de comunicación junto a la basílica de la Purísima Concepción, un grupo de simpatizantes de la izquierda abertzale se abalanzó sobre él. «Una mujer me ha golpeado en la cabeza», relató más tarde el edil, que denunció amenazas y coacciones.
«Esta gente no está capacitada para gobernar», reprochó García, que agradeció las llamadas de apoyo recibidas por parte de algunos vecinos y de compañeros de partido, como Antonio Basagoiti y Mariano Rajoy. De hecho, el presidente del PP expresó su enfado por los «desplantes» a su concejal en Elorrio, quien, sin embargo, confesó haberse sentido «muy a gusto» votando a la candidata del PNV porque, a pesar de discrepar en otros asuntos, coinciden en «la defensa de la libertad».
Los aplausos que acompañaron las intervenciones de los miembros de Bildu durante la sesión se convirtieron en silbidos e insultos contra PNV y PP, que no lograron acallar sus seguidores y también quienes, desde las filas de la coalición soberanista, pedían calma y silencio. El breve discurso de Carlos García estuvo jalonado de gritos que recordaban «el 36» y «Santoña». Es más, cuando mencionó los nombres de víctimas de ETA como Isaías Carrasco o Miguel Ángel Blanco, parte del público cantó el ‘Eusko Gudariak’ y hubo quien recordó a ‘Katxue’, preso elorriarra muerto en prisión.
Los trece miembros de la nueva Corporación, salvo en el caso del PP, juraron su cargo en euskera y con la fórmula «sí, obligado por la ley». Tras su elección, la alcaldesa reclamó la colaboración de sus convecinos para «cambiar la imagen distorsionada de Elorrio, por una nueva que sea motivo de ejemplo y orgullo». Otadui quiso dejar claro que se considera alcaldesa de «todos, sin exclusiones ni favoritismos», y apostó por una «convivencia pacífica». «Se puede amar lo que se es, sin odiar lo que no se es», concluyó.
El fin de la violencia
La candidata de Bildu, Idoia Buruaga, reprochó al PNV su negativa a establecer acuerdos con su coalición y acusó a los jeltzales de haber perseguido la alcaldía «por encima de cualquier cosa». Abogó también porque «desaparezca del escenario todo tipo de violencia, definitivamente y sin condiciones, así como las amenazas, las presiones, las persecuciones, las detenciones y las torturas». Más explícito fue el exalcalde Niko Moreno. A su juicio, el PNV «se va a encontrar con una gobernabilidad muy difícil» y aventuró que, al aceptar el apoyo del edil del PP, «ha abierto las puertas a una persona que sólo trae el enfrentamiento, y habrá que hacer un ejercicio muy fuerte de mesura por parte de todos».
EL CORREO, 12/6/11