EL MUNDO 16/03/14
· Covite entrega un listado con 400 asesinatos sin resolver en la escenificación de Alsasua
Las sonrisas y abrazos de los etarras huidos a las puertas de la Casa de Cultura de Alsasua (Navarra), donde unos minutos después escenificarían su vuelta a Euskadi, se quebraron de golpe cuando vieron aparecer a la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, y a otras dos integrantes de la asociación de víctimas del terrorismo portando carteles con el lema «Condenad el terrorismo. Aclarad los asesinatos». Entre expresivos bramidos de «lo que faltaba» o «ya estamos», la mayoría optó por refugiarse en el interior del recinto. Unos pocos, desafiantes, permanecieron en la calle para contemplar cómo, con su presencia, las víctimas se rebelaban ante «un grupo de asesinos que se presenta ante la sociedad como un colectivo válido para construir la paz», hartas de que «se pisotee la dignidad de nuestros familiares».
Consciente de que los etarras reunidos en Alsasua, cuyos delitos han prescrito y tienen todos los papeles en regla, «saben mucho» de los 400 crímenes que permanecen sin resolver, Covite acudió a esta escenificación de la banda terrorista para «decirle a la cara a ETA que basta ya» y que colabore con la Justicia. Ordóñez intentó entrar en el recinto, pero la organización se lo impidió con una minibarrera apostada en la puerta. «Sólo queremos entregar este listado con el nombre de 400 asesinatos sin esclarecer», proclamó, encarándose, la presidenta de Covite, que tras insistir logró que le cogieran la lista antes de cerrarle la puerta de cristal en las narices.
Pero este portazo no amilanó a las víctimas, que siguieron elevando la voz al ver «cómo el fanatismo queda impune y cómo causas prescritas se quedan en papel mojado», a la vista de que los asistentes «no han pagado por los asesinatos no resueltos». Ordóñez, Laura Martín, viuda de Juan Carlos García, asesinado por los GAL, y Concepción Fernández, cuyo marido, el guardia civil Aurelio Prieto, fue objetivo de ETA, permanecieron ante la puerta con los carteles.
La rabia por esta concentración impune de etarras huidos con mucha información para la Justicia se tornó en indignación hacia el Gobierno español por el «apoyo» que les está brindando para posibilitar su regreso a Euskadi al informarles de que no tienen causas pendientes. «El Estado de Derecho no les detuvo, no les juzgó y ahora les está informando de que la Justicia ya no les busca», denunció Ordóñez, quien abandonó Alsasua escoltada.
En el interior de la Casa de Cultura, los autoproclamados «ex perseguidos políticos vascos» leyeron un comunicado en euskera. Con la presencia de cerca de 150 personas en la sala (no todos era huidos y, además, se negaron a facilitar sus nombres), los portavoces Aitziber Plazaola y Xabier Zubizarreta dieron cuenta de una declaración que no aporta ninguna novedad y que se limita a incidir en los mensajes ya expuestos por el colectivo de presos y los ex reclusos. Y menos aún, porque, descartado cualquier reproche a ETA (ni se nombra en el texto), en ningún momento reconocen el dolor causado por la banda terrorista y se limitan a afirmar que «no tenemos miedo a hacer frente a todo lo ocurrido ni tampoco a asumir nuestra responsabilidad».
Por contra, demandan un «protagonismo clave» en el «proceso de paz» y se ofrecen a colaborar para posibilitar el retorno de todos los terroristas para construir una «Euskal Herria libre para nuestros descendientes». Su triunfo, según apuntan, será «una victoria sin perdedores, sin venganzas». Para «alcanzar la solución definitiva», se arrogan el papel de relatores de «toda la verdad», la cual no debe ocultar las «atrocidades» de la violencia del Estado como «la guerra sucia, el miedo y la muerte, la tortura, la indefensión jurídica de la deportación y la penuria».