ABC 25/10/16
EDITORIAL
· El socialismo es hoy el enfermo de España: una mala noticia para la estabilidad democrática y el consenso entre derecha e izquierda
LA gestión de la abstención ante la investidura de Mariano Rajoy está siendo el detonante de unos problemas enquistados en el seno del PSOE y que amenazan con culminar la demolición iniciada por Pedro Sánchez con su estrategia sectaria. Antes o después tenían que saltar las innumerables contradicciones existentes entre el PSOE y el PSC, acostumbrado a perder escaños y votos en la misma medida en que baila al son de los independentistas catalanes. La indisciplina de voto anunciada por Miquel Iceta está tensando las relaciones entre ambas formaciones y en esta ocasión cobra más sentido que nunca la posibilidad de una ruptura –tantas veces insinuada como evitada–, porque ahora el PSOE se ve abocado a una refundación ideológica y organizativa a la que el PSC aporta más problemas que soluciones, más confusión que claridad.
La crisis interna socialista es de tal envergadura que los partidarios de la abstención ven reforzado su argumento de que un PSOE en estas condiciones habría recibido un revés histórico, otro más, en unas nuevas generales. Con un partido abierto en canal, con organizaciones territoriales promoviendo la ruptura de la disciplina y con un ex secretario general –Pedro Sánchez– practicando la demagogia de llamar en su auxilio a las bases para «recuperar el PSOE», ningún dirigente sensato podía apoyar una nueva convocatoria electoral. Los verdaderos aliados de Rajoy en el PSOE eran los que reclamaban un «no» que hubiera conducido a nuevos comicios y puesto en bandeja al PP una tercera victoria aún más amplia.
Los acontecimientos futuros en el PSOE son imprevisibles. Todos sus líderes territoriales están sometidos a fuertes desgastes, sea cual sea la posición que haya adoptado cada uno frente a la abstención. Además, Podemos amenaza con dejar de apoyar a los gobiernos autonómicos que dependen de sus votos, todos los que preside el PSOE menos el andaluz, lo que deja a Susana Díaz al margen del chantaje diseñado por la formación morada. Aunque esa amenaza no se cumpla, la dependencia del PSOE respecto a Podemos en sus comunidades autónomas acentúa aún más la imagen de debilidad de los socialistas.
El PSOE es hoy el enfermo de España, y se trata de una mala noticia para la estabilidad de la democracia. Si la izquierda deja de tener al PSOE como referencia ideológica y alternativa de Gobierno, el sistema político perderá capacidad de consenso entre izquierda y derecha, porque el vacío socialista se llenará con opciones extremistas cuya propuesta no es la continuidad ni la reforma de ese sistema, sino su voladura total, con el método de la turba chavista que este domingo invadió el Parlamento venezolano.