Vistas con ojos españoles, las soluciones que manejan los alemanes para enfrentarse al reto planteado por las nuevas generaciones de pensionistas son realmente rompedoras. Como sabe, el abultado número de personas que van a acceder al sistema de pensiones en la próxima década va a tensionar aún más sus precarios equilibrios. Aquí, el ministro Escrivá, que destaca más por su soberbia que por su imaginación, se ha limitado a subir las cotizaciones, imputando la responsabilidad de las pensiones futuras sobre los hombros de los salarios presentes. En Alemania, sin embargo, estudian temas más novedosos que causarían una avalancha de protestas, incomprensiones y rechazos entre nosotros.
De entrada, los nuevos ingresos procederán del presupuesto y no de las cotizaciones. La diferencia es que los presupuestos se pagan entre todos y las cotizaciones las paga la empresa, aunque una parte de ella, ‘se diga’ que procede de los trabajadores. Las consecuencias tampoco son iguales, pues las segundas se convierten en un impuesto sobre el empleo y en un coste que no se recupera en las exportaciones, dado el sistema de ajustes en frontera que impone la UE. Así que, justo en este momento, se castiga lo que más necesitamos, los empleos, y se lesiona lo que más nos conviene, que es mantener alta nuestra competitividad exterior.
Pero hay más. Allí, el pacto de gobierno propone mantener el porcentaje (48%) que supone la primera pensión sobre el ultimo sueldo y se compromete a no subir las cotizaciones a lo largo de los cuatro años de legislatura. Por si se le ha olvidado, ese porcentaje supone el 80% en nuestro caso, algo que debería recordarse en las airadas manifestaciones de pensionistas que recorren habitualmente nuestras calles. Y más aún, aunque no se prolonga la vida laboral, se introduce un ‘factor de recuperación’ que en la práctica limitará el aumento de las pensiones.
Por si la divergencia le ha parecido poca, el fondo de las pensiones recibirá 10.000 millones de euros de los presupuestos que se administran con los criterios de rentabilidad habituales en el sector privado, de manera que contemplan incluso inversiones en Bolsa. ¿Es eso una locura? No lo creo. Si todo el país, sus empleos, la asistencia social y el conjunto del Estado del Bienestar están ligados a la evolución de la economía, no es ningún dislate que los fondos de pensiones se liguen también a ella, a través de la Bolsa y colaboren en su sostenimiento.
¿Le parece lógico? Vale, pues pruebe a proponer todo eso en España y comprobará el resultado. !Ah! Antes haga testamento. Lo digo solo por adelantar trámites…