ABC 09/07/14
ANTONIO BURGOS
· «Si la derecha piensa en el PSOE y el PSOE piensa en Podemos, ¿quién piensa en España?»
Esto de España tiene un ver. España quizá sea el único país del mundo donde gobernando la derecha y por mayoría absoluta, todo el mundo está pendiente de la izquierda. Evoco aquello que se atribuye al profesor Cazorla, el cartel que estaba colgado en todos los cuartos de los estudiantes andaluces en los colegios mayores de la Ciudad Universitaria de Madrid en los años 70: «Si el andaluz pobre piensa en Barcelona y el andaluz rico piensa en Madrid, ¿quién piensa en Andalucía?» Lo de España, igual: «Si la derecha piensa en el PSOE y el PSOE piensa en Podemos, ¿quién piensa en España?». En el desfile de desgracias patrias después que Zapatero nos dejara a nuestra nación hecha unos zorros, ha habido un «¡Vista a la izquierda!» general que todo el mundo ha cumplido. Nadie piensa en el Gobierno, ni en lo que hace el Gobierno, ni en lo que el Gobierno no hace y aplaza para mejor ocasión de la presente, para otra vez que tenga mayoría absoluta, pero con más fuerza que ahora… Si ahora con mayoría absoluta os da vergüenza (por no decir cobardía) lo que tenéis que hacer, ¿para qué futura ocasión de oro lo vais a dejar, hijos míos de mi alma? Punto en el que pienso en la bajada de pantalones ante la ETA; pienso en el separatismo de Cataluña; pienso en el Plan Hidrológico, en la Ley de Educación y en tantas que los otros quitaron en menos de veinticuatro horas, nada más llegar al poder y estos no han restituido; pienso en la entrega de la cultura y de los medios públicos de comunicación a los enemigos en plantilla que mantienen estos señores que están en La Moncloa como pidiendo perdón desde el comienzo de la legislatura.
El Gobierno ha hecho en materia económica lo que debía para evitar el rescate, y es digno de todo elogio. Hasta cierto punto, porque ha dejado por ahí suelto de capotes a Cristóbal Montoro, un peligro, que cuando no mete los inspectores del IVA en las casetas de los votantes del PP en la Feria de Sevilla se dedica a inventarse impuestos por la indemnización por despido para los que acaban de engrosar la lista de parados. Esto debe de ser el cuento de la lechera de Montoro: si hay cuatro millones de parados, ¿cuánto hubiéramos ingresado si a cada uno les hubiéramos trincado la tela marinera de la indemnización por despido?
El Gobierno hace en materia económica lo que debe y lo que puede porque como está absolutamente arriolado cree que solo con eso podrá ganar las elecciones del tirón. Eso es por lo visto lo que les ha ordenado Arriola: «Vosotros arreglad la economía, que veréis cómo con eso nada más, aunque gobernéis contra vuestros propios votantes, ganáis las elcciones». Ja, já, poleá… No tienen en cuenta que las elecciones no se ganan pensando en la EPA y en el Ibex 35, sino haciendo política. Y que les han dejado el monopolio de hacer política (o de la demagogia, si se quiere) a la izquierda y dentro de la izquierda a la más radical. ¡Hala, vista a la izquierda todo el mundo! Aquí nada sabemos de esa, ¿cómo se dice?, ah, sí, «regeneración democrática» que dice Rajoy que va a hacer: a buenas horas, mangas verdes. Pero, en cambio, pregúntennos lo que quieran por las reivindicaciones de Podemos. O por los tres candidatos a la secretaría general del PSOE, El Guapo y los otros dos. O por Izquierda Unida. Y todo así. Parece que España no tuviera hoy más problema político que la elección entre Sánchez y Madina, apellido con errata incluida: la gala de Madina, la flor del miedo. Del miedo que hay que tener a lo que no se dice: España va camino de ser o una mindundicracia o una niñatocracia. Al Sur, lo que no es Susana Díaz, cuyo currículum cabe en un billete de Metro, es Moreno Bonilla, cuyo curriculum cabe en medio billete de Metro. Y al Norte, el Guapo y los otros dos. Y la derecha, mientras, toreando de perfil y con el piquito de la muleta, fuera de cacho, creyendo que va a ganar las elecciones y a mantener a sus votantes a base titulares del «Financial Times». ¡Tequiyá, Mariano!