SANTIAGO GONZÁLEZ – 17/05/14
· Lamenta La Vanguardia en su portada que los candidatos no hicieron ninguna referencia a Cataluña y se queja con razón. Se pasaron la hora riñendo cuestiones domésticas y para un asunto tan extranacional y europeo como la independencia de Cataluña, al decir de los propios secesionistas catalanes y del ministro de Asuntos Exteriores que considera el tema como una de sus competencias, ni palabra.
Mejor así, habida cuenta de lo que hay que oír. El número 2 de la candidatura socialista, Ramón Jáuregui, es un hombre de acreditado sentido común, un tipo serio, lo que no le ha impedido mantener en Barcelona el pasado martes un almuerzo en el Círculo Ecuestre durante el que emitió algunas opiniones estupefacientes: Desde allí, tal como lo cuenta El Mundo, instó al presidente del Gobierno a:
“disolver las Cortes a finales de 2015, convocar elecciones a Cortes constituyentes y que en la próxima legislatura se acuerde una nueva Constitución federal.”
Vayamos por partes. Disolver las Cortes a finales de 2015 es la obligación legal del presidente, porque la presente legislatura terminará el 20 de noviembre de ese año. Es probable que el Gobierno aproveche los días de descuento y convoque las elecciones para el 8 de enero de 2016. Así podría contar con la ventaja del impacto que proporcionaría el conocimiento de los datos económicos de 2015.
Eso es solo un detalle. lo esencial es la propuesta de elecciones Constituyentes. Como las de 1977. ‘Volver a los 17′, cantaba Violeta Parra y Jáuregui ha parafraseado la letra adecuadamente:
“Volver al 77/ después de vivir un siglo/ es como descifrar signos/ sin ser sabio competente”
Y el coro:
“Se va enredando, enredandó/ como en el muro la hiedrá/ y va brotando, brotandó/ como el musguito en la piedra/ ay, sí, sí, sí.”
Volver al 77 para buscar el encaje de Cataluña en la nueva Constitución. Manda huevos. Jáuregui no quiere perder tiempo, razón que le lleva a pedir a Rajoy que dentro de cuatro meses, tras la Diada 2014 debería hacer el anuncio, con el fin de se vaya preparando un primer proyecto de reforma que estuviera listo para la fecha de las constituyentes.
Estamos ante un caso único en la historia de las democracias. Un presidente del Gobierno que cuenta con mayoría absoluta en las dos cámaras, anuncia que en las próximas elecciones va a reformar la Constitución para hacerla tal como quiere el principal (ma non tropo) partido de la oposición que cuenta con la representación más baja de su historia.
No es posible. Mas está en otra cosa y no le interesa la oferta, como él mismo se encargó de aclarar ayer en la cadena SER, También recordó a Jáuregui que “el proceso del estatut terminó con un cabreo monumental y una decepción inmensa”, que hundió “las aspiraciones de un pueblo”. Con un punto de lógica (insólito en él) dice a Jáuregui que convenzan primero al PP y que, en todo caso, primero la consulta. El jefe de la tribu de los sodomitas caníbales daba a elegir a sus víctimas entre muerte o oblongo y cuando elegían muerte, decía: “Muy bien. Pero antes, un poco de oblongo”.
Es curioso. Hasta noviembre de 2003, ‘el pueblo’ debía de reducirse a Pasqual Maragall y su partido, porque CiU, la formación de Artur Mas, había gobernado los 23 años anteriores, sin hacer jamás la menor mención de que las aspiraciones del pueblo se condensaban en la reforma del Estatuto de Sau. Ni cabreo ni decepción. Es más, el 24 de febrero de 2005, Artur Mas se puso jaque y amenazó a Pasqual con dejarle sin Estatut, por reprocharle que su partido tenía un problema con el 3% de las comisiones: “Vostè, senyor president, acaba d’engegar la legislatura a fer punyetes”.
Lecturas recomendadas: Sería urgente regalar unos centenares de ejemplares de los ‘Diarios’ de Manuel Azaña y de ‘La velada en Benicarló’. Él fue el autor de la propuesta que aún anima nuestra izquierda: hacer que Cataluña se sienta a gusto, etc. y de estos libros puede deducirse su balance.
SANTIAGO GONZÁLEZ – 17/05/14