Rebeca Argudo-ABC
- Ya lo dijo, allá por 2018, el ciudadano Iglesias, que si no votaran los mayores de 65, ganarían
La ministra Sira Rego anuncia una propuesta para rebajar la edad de voto a los 16 años. Con la ministra Rego me pasa como con Elsa Pataky, que sé que es actriz pero no recuerdo ninguna película suya. Con ella igual: sé que es ministra, pero no recuerdo qué ha hecho. Bueno, recuerdo una cosa y, como no quiero mentirles ni a favor de chiste, lo debo reconocer: tras el ataque a Israel el 7 de octubre de 2023 en el que terroristas de Hamas asesinaron a casi 1.500 personas, como diputada en el Parlamento Europeo y antes de que Israel respondiese de ningún modo al atentado, votó en contra de que se emitiese un comunicado conjunto de condena por parte de todos los Estados miembros. Ahora, como ministra de Juventud e Infancia, Rego (nutricionista de formación), se ha propuesto que a los 16 años se pueda votar. Así, a esa edad no se podrá conducir un coche pero se podrá elegir presidente. No se podrá abrir una cuenta bancaria por cuenta propia, pero sí abortar. No trabajar sin restricciones, sí cambiar de sexo.
Yo creo que Sira Rego cree que todos los jóvenes son de extrema izquierda por defecto y que eso le beneficia electoralmente. Es la nueva Victoria Kent: si aquella, tan feminista y republicana, se opuso en el 31 al voto femenino porque pensaba que las mujeres votarían a la derecha, esta quiere que voten antes porque votarán a la izquierda. Pero me da a mí que se equivoca, que la ocurrencia (si le dejan) le saldrá rana. Y es que hay una edad a la que uno tiende a ser reaccionario, es lo natural. A rebelarse contra lo impuesto, a llevar la contraria al padre. Y han dado tanto la turra estos evangelistas de la extrema izquierda (las Monteros y los Iglesias) con sus homilías moralistas, sus victimismos varios, que no creo yo que a los chavales lo que más les apetezca sea votarles. Pero Rego los imagina acudiendo a las urnas, puño en alto, cantando la Internacional. Es entendible: pertenece a esa generación en la que siguen siendo vocales del Sindicato de Estudiantes a los 38 cumplidos, con cuatro grados empezados y ninguno acabado. Creen que la juventud son ellos. Pero algunos sondeos recientes indican que más del 50 por ciento de los que votarán por primera vez en las próximas elecciones lo harían por partidos de derechas. Podemos y Sumar parecen una opción residual, un pecio electoral. Quizá la solución sea, ministra, en lugar de rebajar la edad de derecho a voto, subirla. Hasta los treinta y pico. Y, luego, topear el derecho a voto, que solo se pueda hasta los cincuenta. Que ya lo dijo, allá por 2018, el ciudadano Iglesias, que si no votaran los mayores de 65, ganarían. ¡Imagine, Rego, si solo votaran actores concienciados y cantautores con guitarra y ganicas de revolución! Pero cuidado, que el método no es científico y luego viene la realidad, enmienda a Tezanos y la lía. Que lo peor de la democracia es que puede votar cualquiera.