IGNACIO CAMACHO – ABC – 12/05/16
· El marianismo lo va a fiar todo al miedo a Podemos, un resorte de eficacia dudosa entre una muy exigente clientela.
En la tradición electoral, el voto útil tiene un fuerte componente negativo: mucha gente vota a partidos que no le convencen para evitar que gobiernen otros que le gustan aún menos. Así mantuvo el poder durante décadas la Democracia Cristiana en Italia –«coprire il naso e votare DC»— contra la amenaza del Partido Comunista.
Pero en España ese comportamiento ha afectado históricamente a la izquierda, mientras que en la derecha sólo funcionó cuando la catástrofe de la crisis devastó al zapaterismo en 2011 y arrastró una mayoría absoluta a los pies de Rajoy. Sin embargo, ante el fracaso de la estrategia positivista de la recuperación, que no le sirvió en diciembre, el marianismo ha decidido apelar en esta campaña al voto del miedo, agitando el espantajo de Pablo Iglesias para movilizar a un electorado renuente. Así lo anuncia ese vídeo de La Moncloa en el que un presidente hierático, que parece un muñeco parlante con el rostro y la mirada inmóviles, enarbola los típicos valores conservadores de estabilidad, seguridad y experiencia frente a la amenaza de unos advenedizos «disolventes» y extremistas.
El eslogan de «España en serio» parece convocar a los votantes experimentales, los que escaparon hacia Ciudadanos hastiados de corrupción o decepcionados de promesas incumplidas, para que vuelvan al redil ante el riesgo cierto de un Gobierno frentepopulista que estuvo a un tris de cuajar esta primavera. Sed sensatos y regresad a casa; tapaos la nariz y votad al PP.
Desde luego la inquietante posibilidad de ver a Iglesias al frente del CNI y a sus atrabiliarios colegas tocando al azar los mandos del Estado representa un motivo serio para votar a cualquiera que pueda impedirlo. Pero está por ver que ese resorte autodefensivo resulte eficaz entre la muy exigente clientela del centro-derecha español, acostumbrada a movilizarse por objetivos y principios más ambiciosos. Aunque puede servir para reagrupar el sufragio de ciertos sectores maduros –el PP es líder entre los mayores de 60–, es dudoso que estimule a los menores de 45 años que constituyen el grueso del soporte de C’s y que contemplan el liderazgo de Rajoy como una etapa amortizada. Ese segmento pide renovación, cambios, reformas, y se muestra remiso a la renuncia por pragmatismo. No tiene aún nada que conservar para ir a las urnas con mascarilla.
Sin la complicidad de esos sectores, a los que sólo puede atraer con proyectos positivos, al PP le será muy difícil mantenerse en el Gobierno. Los necesita para evitar la pérdida de diputados que puede suponer la absorción de IU por Podemos porque en virtud de la ley D´Hondt la nueva coalición radical le va a quitar votos al PSOE y escaños a la derecha. Pero los tiene que atraer con ofertas positivas porque ni siquiera el voto del miedo, el que se administra con más vísceras que razones, se lo van a conceder a quien no se lo merezca.
IGNACIO CAMACHO – ABC – 12/05/16