EL MUNDO – 04/06/16
· La izquierda se enzarza discutiendo qué es lo que legitima para liderar la alternativa al PP.
· ¿Quién tendría que ejercer el liderazgo? ¿El partido que saca más votos en las elecciones o el que consigue un mayor número de escaños?.
El PSOE y Podemos llegan a las puertas de la campaña electoral enfrascados en esta pelea, la enésima entre ellos. El problema es que ésta es lo suficientemente conflictiva como para desencadenar una situación de bloqueo total en la izquierda a partir del 26 de junio a cuenta de quién tendría la legitimidad para reivindicarse como la alternativa de gobierno al PP. Todo en un escenario que obliga a pactos entre dos o más fuerzas.
La disputa parece simple, pero es muy complicada de resolver, pues ambas formaciones se están posicionado de manera inflexible en este debate y han endurecido en esta semana su discurso. Pedro Sánchez considera que el único criterio posible es el número de escaños, mientras Pablo Iglesias advierte de que no respetar el global de los votos «va en contra del espíritu de la democracia».
En el fondo, esta batalla no hace más que alimentar la hipótesis del sorpasso en la izquierda, reflejada en las últimas encuestas, con la duda de si sería parcial –en votos– o total –también en escaños–. Iglesias ya se quedó a apenas 300.000 papeletas de Sánchez en diciembre y ahora, con toda la caballería de formaciones de izquierdas a galope, se lanza contra el PSOE en busca de un resultado que, si bien no le garantizaría gobernar, sí patearía el tablero político, con un cambio histórico en la hegemonía de la izquierda.
La batalla por la legimitidad de los votos o los escaños ha enconado los mensajes de los líderes del PSOE y Podemos en los últimos días y anticipa los problemas que pueden precipitarse tras las elecciones. Si ya el diálogo fue difícil en la pasada legislatura, el enfrentamiento podría ser ahora más virulento. Iglesias fue especialmente incisivo en este asunto durante la presentación de la campaña de Unidos Podemos, donde avisó de que primar los escaños significaría «que el voto de los españoles no cuenta igual», ya que habría votos en ciertas provincias, como Madrid o Barcelona, «que contarían menos que otros», como los de Soria.
«Ahí nosotros no vamos a tener ninguna duda», advirtió sobre su posición tras el 26-J. «En democracia gana quien tiene más votos, independientemente de que haya fórmulas electorales que provoquen resultados que se alejan de la voluntad efectiva manifestada por los ciudadanos», señaló Iglesias.
Por su parte, el PSOE se agarra a la concepción del Congreso como cámara de representación de la soberanía popular para apelar al número de diputados que tenga cada formación. «En un sistema parlamentario, quien gana la liga no es quien gana más partidos, sino quien acumula más puntos», dijo Sánchez el martes en el foro de EL MUNDO. Es decir, «no el que tiene más votos, sino el que consigue más escaños para la investidura».
En esa línea entró ayer el portavoz del Comité Electoral del PSOE, Antonio Hernando, subrayando que España vive en una democracia parlamentaria y que, por tanto, será presidente quien «más escaños y apoyos» consiga. Ese término, apoyos, abre un tercer escenario: si el PSOE podría reclamar, llegado el momento, para reivindicar su liderazgo la alianza con otras fuerzas, como ya hizo con Ciudadanos. Entonces estaríamos como al principio.
EL MUNDO – 04/06/16