Con el pobre balance de detenciones en la última legislatura de Ibarretxe, resulta difícil no relacionar la operación policial de ayer con el cambio de Gobierno. Desde que se produjo se han dado pasos importantes, aunque el PNV se empeñe en ridiculizarlos. Es, en todo caso, novedoso que el Ejecutivo cumpla y haga cumplir las leyes.
Con la primera actuación policial del Gobierno de Patxi López contra ETA, la consejería de Interior que dirige Rodolfo Ares ha roto la espiral de pasividad que venía ensombreciendo la imagen de la Ertzaintza en los últimos años. Se indignaba el Ejecutivo nacionalista de la anterior legislatura cuando se le requería el balance de detenciones de la Policía autónoma vasca contra los comandos de la banda. Porque la relación de resultados dejaba mucho que desear. Los números eran infalibles. Cuatro detenidos durante cuatro años. Y si tan sólo se produjo este balance contra elementos que tenían conexiones con ETA entre el 2004 y 2008, la conclusión parecía inevitable. La Policía y la Guardia Civil estaban cumpliendo con su papel pero la Ertzaintza andaba «ligeramente distraída», aunque es de justicia reconocer que antes del 2004 los funcionarios policiales vascos tuvieron sus momentos, se pudieron colgar algunas medallas en la persecución de los delincuentes terroristas, pagando con su propia vida en algunos casos.
Desde que el PNV creó la Ertzaintza durante el primer gobierno de 1980, la operatividad de este Cuerpo policial casi siempre ha estado en entredicho. Porque tuvo unos comienzos muy dubitativos debido a las directrices de unos mandos políticos que no querían, de ningún modo, combatir a ETA . Pretendían ser, en los tiempos del consejero Retolaza, una síntesis de ‘bobbys’ingleses y de los ‘ángeles de Charly’. Hasta que la realidad de la amenaza terrorista les colocó en su sitio. Y, a medida que el PNV iba venciendo su propia resistencia a admitir la necesidad de utilizar la vía policial para acabar con la banda, los funcionarios policiales tuvieron algunos años eficaces en la lucha contra ETA. Pero en la última legislatura de Ibarretxe el balance de detenciones fue tan pobre que los mandos de la Ertzaintza fueron objeto de chanza por parte de quienes reclamaban mayor contundencia contra la banda.
Con este recorrido resulta difícil, por mucho que se empeñe en lo contrario Ezker Batua (tercer socio de los gobiernos de Ibarretxe) no relacionar la operación policial de ayer con el cambio de Gobierno. Desde que llegó el Partido Socialista al timón de Ajuria Enea, con el apoyo del Partido Popular, y el lehendakari puso en el primer lugar de su tabla de prioridades la derrota de ETA yendo hasta la raíz donde genera sus ramificaciones, se han dado pasos importantes aunque se empeñe el PNV en ridiculizarlos. No es una nadería que el actual Ejecutivo cumpla y haga cumplir las leyes. Es, en todo caso, novedoso.
Unos días después de que la Guardia Civil localizara la furgoneta cargada de material explosivo de los activistas que se encontraban en plena mudanza de mobiliario terrorista, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, se permitía avanzar a EL CORREO que la Ertzaintza iba a detener comandos muy pronto. Esas declaraciones se publicaron el 11 de enero. Quince días después la Policía autónoma vasca localiza a cinco presuntos miembros ‘legales’ (no fichados) de la banda acusados de barbaridades como la de haber atentado con un coche bomba contra la comisaría de la Ertzaintza en Ondarroa, en el 2008.
Con estos datos sobre la mesa, Egibar ha reconocido que, de confirmarse que los detenidos son los responsables de los actos que se les imputan, la policía autónoma «habrá cumplido bien con su trabajo». No está mal, para empezar. Aunque a falta sólo de dos días para que el lehendakari Patxi López reciba al presidente del PNV y están los dos partidos metidos en una guerra de comunicados.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 27/1/2010