Vuelta a la Navarra Euskadizada

ABC 27/06/17
RAMÓN PÉREZ-MAURA

· Mentira es decir que la pluralidad de lenguas genera riqueza: hablar diferentes lenguas produce incomunicación

CORRÍA el año 1986 y yo era un estudiante de Periodismo en la Universidad de Navarra. Mi amiga Pancha Navarrete me invitó a visitar en Leiza la casa solar de los Baleztena, la familia de su marido. Recuerdo aquel peregrinaje como uno iniciático de mi vida profesional. Fue un verdadero viaje al corazón de la Navarra euskadizada. Allí no había una bandera de España ni de Navarra. Lo que ahora ha hecho legal la presidenta (de Navarra) Uxúe Barkos era entonces la realidad cotidiana, precisamente porque nadie impedía la demostración de acoso sin pudor que perpetraban los batasunos en esas tierras navarras. La exhibición de la bandera oficial de la comunidad autónoma vasca se hacía de forma apabullante como manera de reivindicar la pertenencia de Navarra al País Vasco. Y el vascuence era la lengua que se escuchaba casi exclusivamente. Todo ello ha dado como resultado el que el pasado 18 de junio ese ayuntamiento celebrara una consulta popular preguntando a los paisanos si querían que su pueblo pertenezca a «Euskalerría». Ignoremos el resultado de la patochada, pero no la impunidad de quienes la perpetraron.

Pablo Ojer hacía ayer en ABC un meticuloso estudio del plan de Barkos para integrar a Navarra en el País Vasco. Plan que pasa en buena medida por la enseñanza de una lengua ideologizada, como lo está también la tutoría de cierto catalán. Porque la batalla que se ha perdido en los últimos años es la de identificar las lenguas y las regiones españolas como parte indisociable de España. La reivindicación de Cataluña y su lengua se hace en la inmensa mayoría de los casos por oposición a España, igual que la del País Vasco. El reportaje de Ojer es estremecedor por lo meticuloso del plan. Un plan al que algunas fuerzas constitucionales contribuyen con enorme dejadez. Involuntaria, tal vez. Pero colaboración al fin. Todavía me pasma recordar, siendo presidente de Navarra el socialista Gabriel Urralburu, la enorme ikastola que vi construir en la calle Iturrama de Pamplona, al borde del campus universitario. No creo que desde ella se haya enseñado nada que haya contribuido a la feliz convivencia entre todos los navarros ni a respetar la constitución española. Pero hubo un tiempo en que Pedro Sánchez vestía pantalón corto y el PSOE ya estaba metido en juegos muy equívocos.

Cuando ahora tanto nos preocupa y denunciamos la mentira que algunos llaman «postverdad» conviene recordar que hay mucho políticos pagados con nuestros impuestos que promueven una mentira flagrante que tiene muchos ejemplos. Mentira es decir que la pluralidad de lenguas genera riqueza cultural, porque hablar diferentes lenguas produce incomunicación, pobreza. Y mentira es decir que Navarra es parte de Euskadi, porque la verdad es que el País Vasco era parte del Viejo Reyno de Navarra.