JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC
- Creo que regresaremos a la copla y los columnistas nos pondremos a escribir con el brazo encogido
Los agresores sexuales están de enhorabuena: haciendo caso omiso a las advertencias de los juristas, Igualdad impuso su ley truño y modificó el Código Penal provocando lo contrario de lo que decía perseguir. Pero Montero tenía buenas intenciones. Cuanto más a la izquierda estás, mejores intenciones tienes y más te perdonas que la realidad y los resultados te lleven la contraria. Puesto que por definición no tienes culpa, otros deberán tenerla.
¿Quién decide las excarcelaciones de esos agresores sexuales? Los jueces, ¿verdad? ¿Y por qué iban los jueces a comportarse así si no padecieran de un machismo crónico, recalcitrante, incurable? Ya lo tienes. Ni se les ocurra mencionar la Constitución delante de esta gente, recordar que los jueces y magistrados están sometidos únicamente al imperio de la ley, que esta dice lo que dice y que el truño de Igualdad ha alcanzado tal estatus. ¡No y mil veces no, fachas! ¿Es que no han oído hablar ustedes del uso alternativo del Derecho? Al cuerno lo que diga la ley en realidad, porque un juez o magistrado comprometido la interpretará siempre de acuerdo con un proyecto ideológico. Uno que comparte, por supuesto, con ministerios como el de Montero, con todas sus buenas intenciones. Si hay que hacerle decir a la ley lo opuesto a lo que dice, se hace, porque lo primero es lo primero.
Esta postura consagra la preeminencia de la ideología sobre los principios de la democracia liberal, desvirtúa la naturaleza de cualquier Constitución merecedora de tal nombre, abole la división de poderes, tritura el principio de legalidad y se cisca en los fundamentos del derecho penal desde Cesare Beccaria y la Ilustración, que desautorizó para siempre la arbitrariedad judicial. ¿Para siempre? No, no. La izquierda contemporánea nos ha devuelto a las edades oscuras. Nos adentramos en un mundo inquietante donde las emociones, único programa ya del progresismo, han sustituido a la razón. Solo que el Estado es razón ilustrada o no es nada… que valga la pena conservar.
En nuestra pobre España, el proyecto de involución descrito coincide con la voladura de las defensas del Estado mediante derogaciones a la carta (sedición) o, lo que va a ser más curioso, modificaciones ‘quirúrgicas’ del ordenamiento jurídico que resulten en el castigo de la malversación solo cuando la cometan los enemigos políticos. Enemigos, sí, porque la izquierda ya no tiene adversarios. Todo ello en una atmósfera artificial que se hace irrespirable a media nación. Es el regreso de las dos Españas. Y también del Régimen. Sí, podemos volver a hablar propiamente de El Régimen, novedad que nos va a rejuvenecer mucho con el NO-DO que viene. Creo que regresaremos a la copla y los columnistas nos pondremos a escribir con el brazo encogido. Seremos críticos desde una serenidad amigable y consensual. Mientras nos enculan, siempre podemos decir: esto habría que hablarlo