Yolanda Díaz es la dirigente gubernamental mejor valorada por la opinión pública en los sondeos de noviembre. Sigma 2 le pronosticaba empate, 4,1 puntos, con Núñez Feijóo, dos décimas por encima de Sánchez y con más ventaja sobre todos los demás. Ya he contado alguna vez que esto no quiere decir mucho; hubo un tiempo en que el líder más valorado era Alberto Garzón, para qué quieren más datos.
Iglesias mintió, como suele, Pedro Sánchez ya había alegado como inconveniente para pactar con él que “miente más que habla” y esta es probablemente la única verdad que ha formulado el presidente del Gobierno en el espacio público. Estaban cabreados él y los suyos con los medios, que no habían destacado la dura crítica que había dirigido a su otrora amigo Ferreras y que todos habían destacado una crítica que no había formulado contra Yolanda Díaz. Sí la había formulado y así lo reconoció el lunes en ‘Hora 25’ en el espacio que comparte con el gallo Margallo y con la disminuida Carmen Calvo. Era un mensaje para Yolanda Díaz primorosamente envuelto en su memorial de agravios. Por ejemplo, que se reuniera en un acto en Valencia con Mónica Oltra, Mónica García, Ada Colau y Fátima Hamed, sin llamar a Ione Belarra ni a Irene Montero, lo cual viene a definir con mucha aproximación la idea de Iglesias sobre la excelencia y explica su reivindicación de codearse con las elites. Pidió respeto para Podemos, con un recordatorio a la vicepresidenta segunda: “respétanos, que te hemos hecho ministra”. Un quid pro quo que declara con claridad esplendente que el ascenso no se debía a sus propios méritos. Ella no parece arrugarse, aunque no se entienda bien que quiere decir al reclamar protagonismo para la sociedad civil y dejar al margen a los partidos políticos, con lo que parece pasarse por la entrepierna el papel fundamental de los partidos, según el artículo 6 de la Constitución Española.
Iglesias reclamó a su pupila ‘respeto’ varias veces; él es, sin duda, un hombre de respeto y ha debido de empezar a parecerle que Yolanda Díaz no lo era y dejó en el aire la posibilidad de que no fuera Yolanda la candidata de Podemos, aunque hace 20 meses era un clamor: “Creo que digo algo que sienten millones de personas de izquierdas en toda España si digo que Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta del Gobierno de España”. Bueno, pues ahora ya no lo tiene tan claro y parece pensar que hay cosas que vale más hacerlas que mandarlas. Si este fuera el caso, Pablo ya tiene acuñado el lema desde hace tres años: ‘vueELve’, otro manifiesto rotundamente machista.
Tampoco llego a entender algunas de las formulaciones de Macarena Olona desde que abandonó las filas de Vox. Yo admiraba mucho a esta mujer desde que era la jefa de la Abogacía del Estado en el País Vasco y la admiré más en sus intervenciones de los miércoles, sacando los colores a Grande Marlasca y su cuadrilla. Su peregrinaje a Santiago, su viaje a Panamá, la Fundación Igualdad Latinoamericana que preside y la advertencia de que Vox podría ser ilegalizado por incumplir el ya citado artículo 6 de la C.E. que establece que los partidos, además de fundamentales, deberán tener una estructura y funcionamiento democráticos. Bueno, lo que hagan las derechas para afianzar a Sánchez en Moncloa será compensado por las iniciativas de Pablo Iglesias. A ver qué pasa.