ALBERTO AYALA, EL CORREO – 10/09/14
· El llamamiento a la desobediencia civil de ERC muestra otra vez a CiU el callejón sin salida en el que se ha metido.
· De las tres ocasiones en que se proclamó el Estat Catalá, dos lo hicieron líderes de ERC, Maciá y Companys. Junqueras tan solo sigue su pauta.
Profesionales y aficionados al fútbol, así como a otros deportes de masas, se lo conocen de sobra. Cada vez que se aproxima un derbi o un partido decisivo para la resolución de un campeonato, cuando faltan pocos días para el choque, es usual que el entrenador de uno de los equipos, un jugador o algún directivo eleve el listón dialéctico para propiciar la polémica. Todo sea, ya saben, por ‘calentar’ el partido y aumentar así la expectación.
No sé si el órdago del nacionalismo catalán a España necesita de ‘calentamientos’ añadidos. Me atrevería a decir que posiblemente todo lo contrario. El problema ha alcanzado una temperatura a la que nunca se debió llegar. Aun así, ayer, a poco más de cuarenta y ocho horas para la Diada definitiva antes de la consulta que el soberanismo pretende celebrar el 9 de noviembre –y que el Estado no permitirá–, el presidente de ERC decidió subir unos cuantos puntos más la temperatura política. Obviamente de forma premeditada y, ya saben, para ‘calentar’.
Oriol Junqueras llamó a la desobediencia civil si Madrid impide votar a los catalanes, como el presidente Rajoy ratificó la víspera que hará. Agregó que en tal situación la única respuesta posible es que Cataluña declare unilateralmente la independencia. CiU no tuvo más remedio que salir al paso de las palabras de su socio, aunque fuera para no decir nada ni demasiado nuevo ni demasiado concreto. A saber, que si la consulta está blindada. Que si el referendum se hará bien, en el marco de la legalidad y con suficientes garantías democráticas.
¿Pero qué esperaba, y no sé si todavía espera, Artur Mas? ¿El honorable president de la Generalitat creía de verdad que su socio republicano de aventura soberanista iba a aceptar jugar al todo o la nada durante dos años para, tras el portazo final del Estado, avenirse a plegar velas y buscar fórmulas alternativas, legales claro, para alcanzar sus objetivos políticos?
Precedentes
La Historia suele ser ilustrativa. Y en este caso lo que nos enseña es que han sido tres las ocasiones en que políticos del Principado proclamaron el Estat Catalá. En algún caso con vocación federalista; en otras a medio camino entre la confederación y la independencia pura y dura.
La primera ocasión fue a finales del siglo XIX. Las otras dos, en plena Segunda República, en 1931 y 1934. Sus protagonistas, dos líderes de Esquerra Republicana de Cataluña, uno de ellos procedente de una pequeña formación llamada precisamente Estat Catalá, y ambos presidentes de la Generalitat. Exactamente los números 122 y 123 de la lista de honorables, Francesc Macià y Lluís Companys.
Aquellas proclamas quedaron al final en meras declaraciones sin mayor alcance. Y eso que quienes las promovieron fueron los máximos dirigentes de una ERC que en aquellas convulsas fechas era la primera fuerza política del Principado.
Con sus palabras de ayer, Junqueras quiso arengar a los suyos y colocar un poquito más al borde del precipicio político al aún president Mas y a la coalición CiU. Una alianza que ha disfrutado de todo el poder y que afronta un terrible escenario de futuro por sus gravísimos errores estratégicos de los últimos años.
Si, tras el 9-N, Convergencia emprende el camino de la rectificación, puede que salve la alianza con Unió –llamativo que su líder Duran eludiera posar ayer a las puertas del Congreso con una pancarta en favor del acto de la Diada–, pero difícilmente evitará otro sopapo electoral. Por apearse del barco secesionista y por los presuntos desmanes de Pujol y los suyos.
Si no lo hace, CiU saltará por los aires, Unió emprenderá su propio camino y ERC, setenta años después, recuperará la hegemonía en Cataluña. Crudo, crudo.
ALBERTO AYALA, EL CORREO – 10/09/14