Se echa de menos la sobriedad británica. Tony Blair fue interrogado tres veces por la venta de títulos nobiliarios para la financiación de su partido, sin aspaviento y sin Te Deum. Estos nuestros salen de declarar en loor de multitud. Interrogados por la Gestapo y ellos aguantando sin dar un solo nombre. Es natural que les aplaudan sus camaradas en este país de resistentes. Qué tíos.
La política española siempre ha tenido un gesto de aliento para aquellos de los suyos que han debido hacer frente a la Justicia. Ayer fue el PP en Alicante en torno a Camps. Todavía no ha llegado el momento Fabra, y Federico Trillo, a pesar de ser diputado por Alicante, no tuvo ayer ningún protagonismo. Ayer, el homenajeado era Camps y sólo Camps y él se tomaba aquel totus tuus con sencillez y emoción que le llevaron a despistarse y pedir el voto para que Zapatero se fuera a casa, como si las elecciones del día 7 fueran legislativas. Es muy de desear que pasen cuanto antes o que el juez tome una decisión definitiva, para que el presidente valenciano no tenga que sonreír más desde las portadas de los periódicos.
Pasa en las mejores familias. Recuerden la multitudinaria manifestación que CiU organizó por Jordi Pujol hace 25 años, cuando la Fiscalía anunció querella contra él y otros 24 directivos Banca Catalana.
También en la socialista, claro. Josep Mª Sala fue condenado en 1997 a dos años por el caso Filesa. Tras un breve paso por la cárcel, fue elegido para la Ejecutiva del PSC en su X Congreso, en julio de 2004. Fue el más aplaudido de los nuevos ejecutivos. Cuatro años más tarde fue reelegido en el XI, con idéntica acogida por parte de los delegados.
Probablemente el acto más espectacular de solidaridad política con unos justiciables fue el que se produjo a las puertas de la cárcel de Guadalajara el 10 de septiembre de 1998, para despedir a Barrionuevo y Vera, condenados por el secuestro de Marey. Allí se dieron cita dirigentes del pasado, como González, Guerra y Corcuera, junto a otros del presente, que aún pueden tener futuro, como Bono, Chaves, Almunia, Rubalcaba y Borrell. Se vitoreó a Galindo y muchos de entre los 6.000 asistentes llevaban pegatinas con la leyenda Yo también soy Pepe Barrionuevo (sector de puertas para afuera, se entiende).
El 3 de diciembre de 2003, Atutxa compareció ante el juez por haber desobedecido la orden del Supremo de disolver el grupo de SA (marca de Batasuna). Un millar de sus conmilitones encabezados por Arzalluz escenificaron un revival del Proceso de Burgos, que había comenzado tal día como aquel 33 años antes, y cantaron a coro Eusko Gudariak, el himno con el que Mario Onaindía puso fin a la vista del modelo.
Se echa de menos la sobriedad británica. Tony Blair fue interrogado tres veces en Downing Street por la venta de títulos nobiliarios para la financiación de su partido, sin aspaviento y sin Te Deum. Estos nuestros salen de declarar en loor de multitud. Interrogados por la Gestapo y ellos aguantando sin dar un solo nombre. Si bien se mira, es natural que les aplaudan sus camaradas en este país de resistentes. Qué tíos.
Santiago González, EL MUNDO, 25/5/2009