La semana pasada tuve la ocasión de asistir en Madrid al estreno del estupendo largometraje documental Polarizados, escrito y dirigido por el periodista y politólogo Fran Jurado. En él, 34 periodistas, analistas políticos y politólogos, con sensibilidades y orientaciones plurales, analizan cuáles son las causas que han conducido a que España, a día de hoy, sea considerado uno de los países más polarizados políticamente del mundo.
En relación a las causas de la polarización que padecemos, al ser todos los participantes tan plurales, se aportaron casi todas las imaginables: sin embargo, la que destacó entre todas las demás y fue la más citada y recordada en las reflexiones de los protagonistas fue la crisis económica de 2008, que afectó gravemente al nivel de vida de la mayoría de los ciudadanos y supuso la constatación práctica de que, por primera vez en nuestra historia, los hijos vivirían peor que los padres. Y aquello provocó la polarización política que hoy día se mantiene.
Si hubo un factor fundamental que explica la polarización fue el surgimiento y la consolidación de Podemos, formación política a la que masivamente los ciudadanos apoyaron con su voto
En mi opinión, las causas son múltiples y están todas ellas entrelazadas: y es que las tres crisis a las que nos enfrentamos entonces (económica, política e institucional) afectaron al nivel de vida de los ciudadanos, incrementaron la desigualad ciudadana y territorial, rebosaron la paciencia de la gente y provocaron la movilización del 15M (de 2011); a su vez, dieron alas al populismo político y a la demagogia nacionalista, animaron el surgimiento de nuevos partidos políticos y cambiaron el mapa electoral en España. Sin embargo, ninguno de los factores anteriores debió suponer necesariamente el nivel de envilecimiento, crispación y polarización política que hemos alcanzado; sino que fue la forma de hacer frente a la triple crisis que sufrimos lo que nos trajo al lugar donde nos encontramos. Y porque los fines no justifican los medios. Y que haya injusticias no implica que valga cualquier respuesta. Y si hubo un factor fundamental que explica la polarización fue el surgimiento y la consolidación de Podemos, formación política a la que masivamente los ciudadanos apoyaron con su voto.
El surgimiento de Podemos es, por tanto, el factor fundamental que explica el actual nivel de polarización. Más allá de los aspectos positivos que trajo su nacimiento (la politización de muchos ciudadanos que antes se encontraban alejados de la política o el debate generado en torno a sus propuestas que obligó al PP y al PSOE a reposicionarse), la agresividad de su lenguaje, su prepotencia, la demagogia desplegada, el señalamiento de particulares como responsables de la situación de crisis, la categorización de los ciudadanos en buenos y malos, su confraternización con los nacionalistas o su puesta en cuestión de la Transición e incluso de las propias bases de nuestro sistema democrático y de convivencia fueron los factores esenciales que explican la polarización política de entonces y de ahora. Y esa pretensión nefasta de convertir al adversario político en enemigo para, a continuación, negar incluso su derecho a existir y a tomar partido en el debate público.
El diálogo es fundamental para resolver los problemas (siempre que no sea con delincuentes) y porque las ansias de venganza no deben sustituir a las ansias de justicia
Así como antes UPyD o después Ciudadanos fueron partidos que, en general, fueron capaces de señalar los principales problemas de España, hacerlo en un tono constructivo y plantear soluciones razonables, Podemos fue una bomba que sí, hizo saltar el tablero político y puso en jaque al bipartidismo, pero a costa de envilecer el ambiente político y de que los lazos entre los principales partidos saltaran también por los aires. Y, obviamente, tampoco era eso. Porque el diálogo es fundamental para resolver los problemas (siempre que no sea con delincuentes) y porque las ansias de venganza no deben sustituir a las ansias de justicia.
En cuanto a las soluciones, no se oyeron muchas.
Y fue otra de las muchas cosas que me gustaron del documental: por un lado, porque no hay soluciones ni mágicas ni inmediatas (y es habitual que se expongan demagógicamente); por otro lado, porque posibilita que cada ciudadano reflexione sobre las opciones que existen para que las aguas vuelvan a su cauce. Y esto no quiere decir que no se tomen medidas o que nos conformemos con el conservadurismo bipartidista sino todo lo contrario: quiere decir que el populismo debe ser sustituido por un debate profundo pero racional que vaya a las causas y resuelva o trate de resolver nuestros principales problemas, como individuos y como comunidad política. O sea, que la buena política sustituya a la mala política (que a veces es vieja pero a veces es nueva).
El casi extinto Podemos es la causa fundamental del nivel de polarización política que padecemos; y los ciudadanos, quién si no, los principales responsables, pues somos nosotros los que libremente votamos
Además, porque es el transcurso del tiempo lo que va a permitir que el grado de crispación política se vaya reduciendo. En parte, momentos de polarización política son consustanciales a la democracia; pero este periodo que tanto nos incomoda pasará más pronto que tarde. Pero para que tal cosa ocurra es esencial lo que los ciudadanos decidamos con nuestra actitud y nuestro voto: para empezar, qué tipo de político queremos que nos represente.
Así que, en mi opinión, el casi extinto Podemos es la causa fundamental del nivel de polarización política que padecemos; y los ciudadanos, quién si no, los principales responsables, pues somos nosotros los que libremente votamos y elegimos entre las diferentes alternativas que se nos presentan. Porque a veces nos engañan pero otras veces nos engañamos a nosotros mismos.