- Hay una guerra y toca elegir entre Israel o unas milicias satélites de los iraníes, y nuestra izquierda que se llama «progresista» está con los integristas islámicos
La extrema izquierda española (Sumar y Podemos) y la izquierda populista y filonacionalista (PSOE) se están cubriendo de gloria ante las grandes crisis internacionales donde no hay más remedio que elegir un bando.
Tras el burdo amaño de las elecciones de Venezuela por parte de la dictadura, nuestros comunistas se han colocado más cerca de Maduro que de la oposición. Por su parte, el PSOE ha intentado navegar entre dos aguas, pero en la práctica le ha hecho el caldo gordo a la narcodictadura venezolana de la mano de Zapatero, reconvertido en un lobista de trasfondo repulsivo.
En el caso de la guerra de Israel contra las milicias integristas Hamás y Hezbolá, patrocinadas por Irán y que combaten a favor de los intereses de los ayatolás, la izquierda española vuelve a tener el péndulo moral averiado. En la práctica se han puesto del lado de los que cometen actos terroristas, someten a las mujeres, utilizan a los civiles como escudos humanos y han sumido a sus localidades en un atraso y una corrupción endémicas.
Yolanda y Urtasun, comunistas Möet que se creen dos divos de pasarela, condenan en cuanto pueden a Israel y nunca a sus adversarios. Están apoyando a todos los efectos a Irán, que utilizan a Hamás, Hezbolá y los hutíes para una guerra que los iraníes disputan por persona interpuesta, lo que los anglosajones llaman una proxy war.
Imaginamos que a Yolanda y Urtasun les horrorizaría vivir en Tel Aviv, una capital equiparable a las occidentales, y que como buenos «progresistas» y «feministas» estarán deseando afincarse en Teherán, donde apalean a chicas hasta la muerte en comisaría por no llevar velo, donde cuelgan a los homosexuales de las grúas, donde el Corán es la única ley y los jerarcas religiosos dirigen una dictadura de mano de hierro, donde la siniestra Guardia Revolucionaria Islámica impone su tétrica ley.
Considero que a largo plazo la única fórmula para que Israel se garantice un buen futuro es la paz. Pero a día de hoy, ¿con quién la va a firmar? ¿Con Irán, Hezbolá, Hamás y los piratas hutíes? La dictadura iraní ha declarado en la práctica la guerra a Occidente al cercar a Israel, que es nuestra cabeza de puente en la zona (como dijo un día un diplomático en el programa de Carlos Herrera, «Israel es un chalet suizo en medio de una jungla»). Irán aspira al exterminio de Israel y lo amenazaba con los terroristas de Hamás en un costado, las milicias islámicas de Hezbolá al norte y los misilazos de los hutíes desde Yemen. ¿Qué harían Urtasun, Sánchez y Yolanda si fuesen los gobernantes israelíes? ¿Organizar un festival de tecno LGTB en Tel Aviv e invitar a los milicianos islamistas a un gran party de Paz y Amor? Los países tienen derecho a defender sus fronteras, la seguridad de sus ciudadanos y su propia existencia. Y eso es lo que está haciendo Israel, con una asombrosa lección de espionaje y tecnología punta, que a día de hoy le otorga una ventaja sobre sus adversarios islamistas, pero que no será así por mucho tiempo (y menos si gana K. Harris en Estados Unidos y afloja el apoyo de Estados Unidos, o si Irán logra la bomba por dejación occidental).
La guerra es la peste de la humanidad, lo peor que existe, el desacuerdo convertido en violencia ciega. Y ahí no existen las operaciones pulcras. Siempre habrá daños civiles y acciones espantosas por parte de ambos bandos. Hay que condenar en los términos más enérgicos los errores de Israel. Pero al final del día habrá que hacerse la gran pregunta: ¿Con quién estás en esta guerra? ¿Apoyas a una democracia a la occidental que defiende lo que consideramos nuestra civilización, o estás con un chiísmo que odia todo lo que representamos y aspiraría en último extremo a someternos a su Libro?
Cuando los aliados desembarcaron en Normandía para el arreón final contra los nazis, se desató una campaña dantesca, violentísima, que dejó innumerables muertes de civiles, miles de bajas de soldados en ambos bandos y las propiedades de millares de franceses arrasadas. Si aplicamos la lógica de Yolanda y Urtasun y de toda nuestra izquierda populista-populachera, lo que procedía entonces era arremeter contra Estados Unidos e Inglaterra, haciendo así el caldo gordo a Hitler.
Israel comete errores, y a veces, muy graves. ¿Pero a qué español le gustaría vivir bajo la bota de la Guardia Revolucionaria Islámica, Hamás y Hezbolá?