Félix Madero-Vozpópuli
- Cuanto más tarde en abandonar el barco menos garantías para salvar a la tropa marinera
Chusquero es una palabra viejuna, pasada, pero que en los tiempos en que la mili era obligatoria, los que la hicimos conocíamos muy bien. Chusquero era el suboficial u oficial que lentamente iba ascendiendo en la escala militar no por sus méritos académicos y sí por los años de permanencia y reenganches en las Fuerzas Armadas. Eran, por lo general, un peligro, porque tenían el poder, pero no la formación y el criterio que daba a los cadetes la academia militar. En mis tiempos, cabos primeros, sargentos, brigadas y subtenientes eran un ejemplo de discordancia y arribismo. También un peligro, porque no terminaban de asimilar su origen chusquero en comparación a los de carrera, y muchas veces -es mi experiencia- lo terminaba pagando la tropa.
No estaría hablando de un capitán y menos de un capitán chusquero si no fuera porque así es como dice sentirse el mentor de Ábalos, de Cerdán, de Koldo, de Francisco Salazar, el marido de Begoña y hermano de David; el gran protector del procesado fiscal general, el mentor de Conde Pumpido. El capitán chusquero tiene un pasado que va de concejal a diputado, de diputado a secretario general, de secretario general a primer ministro por obra y gracia de una moción de censura. Como buen chusquero no tuvo necesidad de ganar unas elecciones generales para llegar a estrenar colchón en la Moncloa. Ni de refundar un partido ni de demostrar capacidad para modernizar un país, tal y como hizo Felipe González, hoy denostado por la militancia hooligan del sanchismo.
Sánchez está sólo, aunque lo jalearan el sábado unas cuantas señoras que gritaban su nombre mientras que, con abanico en mano, se espantaban las moscas de la cara. Sánchez no tiene poder, y hasta puede que él lo sepa. Tampoco tiene un gobierno, sólo un grupo desdibujado de ministros y ministras empeñados en ganar al PP en sus territorios más que de la gestión de sus carteras. Las agendas de algunos ministros dan más miedo que pena. ¿A qué se dedican? Gran cuestión esta. Sánchez tiene miedo, o eso es lo que uno ve en su cara cuando se titula capitán de un barco que hace aguas mientras empiezan los preparativos para el zafarrancho de combate. Mañana miércoles lo veremos en el Congreso cuando teste el apoyo de sus socios después de anunciar algunas medidas anticorrupción. Más de siete años en el cargo y todavía está redactando un protocolo para que su gente no robe, no se corrompa, no acose a las mujeres y no se vayan de putas.
El tal Salazar trabajaba pared con pared con Sánchez, pero Sánchez no sabía nada. No sabía nada de los negocios de sus secretarios organización. Nada. Y en consecuencia nada va a hacer que no sea aguantar
Sí, la mejor defensa es un buen ataque, pero a la batalla sólo se puede ir cuando la tropa tiene la moral alta y no va a las trincheras dopada y animada por el trago y la zozobra. El problema de Sánchez no es que las encuestas le digan lo que no quiere saber, que está terminado, lo determinante es que son los suyos los que lo creen. Cuando el capitán chusquero le dice a la militancia que él está al frente de un partido de gente humilde y honrada, esa gente humilde y honrada mira lo que ha ido colocando Sánchez a su alrededor en forma de guardia pretoriana, y entonces le da por preguntarse qué cosa es eso de la humildad, qué la honradez.
Nadie sabe nada en esa casa. El tal Salazar trabajaba pared con pared con Sánchez, pero Sánchez no sabía nada. No sabía nada de los negocios de sus secretarios organización. Nada. Y en consecuencia nada va a hacer que no sea aguantar, aunque la imagen de España en el exterior esté por los suelos y el ánimo de los españoles más allá del espanto. Escuchar a este capitán sin carta de navegación que la corrupción cero no existe debería preocupar sobre todo a los que le apoyan. ¿Cómo ha llegado a lo más alto alguien que cree que la honradez, la honorabilidad y la decencia no existen en su totalidad? ¿O es que no conoce a quien dentro y fuera de la política no roba, no miente, no acosa a las mujeres y no va de putas? Que ahora el PSOE se prepare para protocolizar castigos para aquellos de sus militantes que echan un rato en lupanares nos debe dar una idea de lo putrefacto que está el sanchismo. Fango, mugre, caspa y cochambre.
Aquello que decían de que el PSOE es el partido que más se parecía a España es gran falacia, a no ser que convengamos que los españoles somos rateros, comisionistas, borrachos, puteros y acosadores
El barco que el capitán chusquero no quiere abandonar hace aguas, el sistema mecánico no funciona ya, el eléctrico tampoco, la estructura del casco se ha deteriorado y el sistema de navegación sólo anuncia derrotas inevitables en las que los farallones hacen imposible llegar a tierra. Sánchez se empeña en mantener el poder sin preguntarse para qué. Pero cuanto más tarde en abandonar el barco menos garantías para salvar a la tropa marinera.
Aunque puede que tengan razón los políticos de nuevo cuño que anuncian que nada pasará si el barco se hunde porque, como ha pasado en otros países de nuestro entorno, ya no haga falta un partido socialista. Desde luego, aquello que decían de que el PSOE es el partido que más se parecía a España es gran falacia, a no ser que convengamos que los españoles somos rateros, comisionistas, borrachos, puteros y acosadores.
El partido feminista
Nadie, ni siquiera el gran amigo de Paco Salazar que mañana en el Congreso, y con un par, hablará de regeneración, sabe qué va a pasar aquí y menos cuándo vamos a votar. Llegado el momento, bastará con que quien llegue al gobierno haga dos cosas que ya están inventadas sin necesidad mirar a la izquierda o a la derecha: no mentir, no robar. Con eso ya nos vale a muchos. Y cuanto más lejos de rateros, acosadores y puteros, mejor. ¡Válgame Dios en lo que ha devenido el partido de la honradez y el feminismo!