ABC-LUIS VENTOSO

Sánchez acierta al elegir como lema electoral una cita de «Titanic»

Alos españoles nos aburre hablar de economía (hasta que vuelva el sudor frío y la prima de riesgo se convierta otra vez en desayuno diario de todos los tertulianos). Las cuentas públicas, vaya muermazo. Resulta mucho más ameno enredar con los huesos de Franco, la Guerra Civil, ¡que acabó hace 80 años!; el mal llamado «lenguaje inclusivo», las pistolas de autodefensa, o las perrerías y puyazos de los partidos.

Los economistas temen que enfilamos otra crisis. La industria europea anda de capa caída, con un pésimo dato este lunes en Alemania. La robotización, que volteará por completo el mercado de trabajo, está ya a las puertas. Pero en nuestra precampaña todo eso son fruselerías. Ayer se conoció el dato de paro de marzo. Las reformas laborales de Sánchez ya dan sus frutos: la peor cifra de creación de empleo en cinco años. Es cierto que la coyuntura global no ayuda, pero con el gran presidente progresista para todas y todos el PIB se ha desacelerado respecto a los últimos cuatro años del viejo Mariano, el maulas que en teoría no hacía nada. La productividad en la era Sánchez es la peor desde 1995. El déficit comercial, el mayor en siete años. Las ventas de coches, indicador clave del pulso del consumo, llevan siete meses en caída libre. ¿Y qué propone Sánchez ante el agobio en ciernes? Pues tirar la casa por la ventana –en un país con una deuda pública del 98% del PIB– y subir los impuestos para ayudar a desalentar a empresarios y consumidores. En su programa hay de todo y para todos, porque lo único importante es el poder, y cuando casque la caja ya vendrá algún Mariano a pringar con la minuta: gratuidad de las primeras matrículas universitarias, más becas, nuevas subidas del salario mínimo, pensiones a ritmo del IPC, permiso de paternidad de 16 semanas, «ingreso mínimo vital» contra la pobreza infantil, reducción del copago farmacéutico…

Ayer el PSOE presentó el lema electoral de Sánchez: «Haz que pase». Es atinado. Aunque tal vez le falten dos palabras: «Haz que pase: Zapatero 2». Vuelve el día de la marmota. Verbena de despilfarro cuando el mundo económico enciende las luces rojas. Campaña electoral sufragada con nuestros impuestos (los entrañables «viernes sociales»). Y palanganeos anticonstitucionales bajo cuerda con los separatistas, delatados por la incontinencia verbal del nacionalista Iceta.

Al conocer el lema «Haz que pase», Isabel Celaá, la ministra portavoz, hizo una valoración tan sincera como cándida: «Es muy bonito. Es de “Titanic”». En efecto, puro Titanic: el iceberg aparece de frente y el alegre capitán ordena avante toda.

Quedan flotando en el ambiente las dos dudas de cada día: 1.–¿Realmente ese 20% largo de votantes todavía indecisos le van a dar al final su voto a Sánchez? 2.–¿Asumirá o no el electorado conservador que debido a la Ley D’ Hondt quien con Abascal se acuesta con Sánchez, Iglesias y Torra se levanta? ¿Haremos que pase?