ABC 22/02/17
· Mientras Trump, la UE, Rajoy, González, Aznar, Amnistía Internacional… denuncian la dictadura en Venezuela, el expresidente retoma sin condiciones su diálogo con el chavismo
El exjefe del Ejecutivo español José Luis Rodríguez Zapatero ha vuelto a entrevistarse con Nicolás Maduro, sólo unos días después de que el presidente de Venezuela lanzara una nueva batería de insultos contra Mariano Rajoy. Lo hizo el lunes, dentro del proceso mediador que desarrolla para tratar de que se consolide el diálogo entre el Gobierno y la oposición, en busca de una solución a la crisis venezolana.
José Luis Rodríguez Zapatero, durante la reunión que mantuvo este lunes con Nicolás Maduro en el palacio presidencial de Miraflores, en Caracas
Se trata de un esfuerzo en vano, porque la oposición venezolana no quiere ni oír hablar de diálogo hasta que haya una fecha clara para la celebración de elecciones. Lo dijo el diputado Julio Borges: «Si hay fecha o calendario electoral nos podemos sentar a conversar en el Vaticano y que lo anuncie el Papa Francisco».
Mientras tanto, la oposición no aceptará más invitaciones. Sin fecha de elecciones, ni siquiera quiere debatir sobre una cuestión sobre la que teme que provoque divisiones y solo contribuya a buscarles impopularidad.
La nueva visita de Rodríguez Zapatero a Caracas no ha cogido por sorpresa al Ejecutivo español, ya que el expresidente suele comunicar sus desplazamientos al Ministerio de Asuntos Exteriores, desde el que se han alentado sus gestiones, aunque con escaso optimismo sobre sus resultados.
Fuentes gubernamentales consultadas por ABC señalan que no hay malestar por el hecho de que Zapatero haya tenido este nuevo contacto con Maduro sólo pocos días después de que el departamento que dirige Alfonso Dastis se viera obligado a convocar una vez más al embajador venezolano en Madrid, Mario Isea.
El motivo era presentarle una queja por los nuevos ataques de Maduro al presidente del Gobierno, a quien llamó «bandido» y «protector de ladrones» por pedir la libertad del preso político Leopoldo López, cuando se cumplen tres años de su encarcelamiento.
La realidad es que las autoridades españolas aunque, lógicamente, reaccionan protestando por vía diplomática ante las barbaridades de Maduro, saben que la táctica del líder bolivariano, dirigida al consumo interno, es crearse enemigos externos para tener a quién culpar de su mala gestión.
El Gobierno, sin embargo, optó hace tiempo por mantener los lazos con Venezuela, donde hay intereses de empresas de nuestro país y una importante comunidad española. Además, se piensa que es preferible seguir manteniendo la relación con Maduro para intentar buscar una salida a la crisis.
De ahí que, aunque no hay muchas esperanzas de que el proceso en el que participan Zapatero, Unasur y el Vaticano llegue a buen puerto, formalmente se le siga dando apoyo, al tiempo que se reclama la liberación de todos los presos políticos, como hizo Rajoy, en su cuenta de Twitter, en el tercer aniversario del encarcelamiento de Leopoldo López.
País en crisis
La visita de Rodríguez Zapatero a Caracas tiene lugar cuando la represión sigue en auge y la situación económica continúa siendo desesperada en un país donde la población en situación de pobreza es el 82% del total. Un índice que convierte a Venezuela en el estado más empobrecido de América. No menos dramática es la situación en Sanidad, ya que en Venezuela mueren 27 niños cada día por enfermedad y malnutrición. Zapatero jamás se ha pronunciado sobre la represión, el encarcelamiento de presos políticos o el deterioro económico y social.
Las conversaciones entre Gobierno y oposición comenzaron en octubre pasado con la mediación de Unasur. Sin embargo, el diálogo fracasó por el incumplimiento de los acuerdos que asumió el régimen de Maduro, que solo aceptó las conversaciones para ganar tiempo y evitar la celebración de un referéndum revocatorio que habría perdido con toda seguridad.
Las exigencias de la oposición para reanudar el diálogo son cuatro: una fecha concreta para la realización de las elecciones, libertad para todos los presos políticos, atención urgente a las víctimas de la crisis económica y respeto a todas las atribuciones constitucionales de la Asamblea Nacional.
Recientemente, los expresidentes del Gobierno Felipe González y José María Aznar unieron sus voces en Madrid para pedir la liberación de todos los detenidos por motivos de conciencia y manifestar su convicción de que el proceso de diálogo emprendido es sólo una estrategia de Maduro para ganar tiempo y dividir a la oposición.