El discurso de José Luis Rodríguez Zapatero, en el debate sobre el estado de la Nación, sonó a despedida. De hecho, lo fue, y no faltaron los agradecimientos a los grupos, el mensaje patriótico y la voz quebrada por la emoción.
Pero que no se apresure nadie: Zapatero se despide, pero no se va. Aferrado al poder, el presidente del Gobierno afirmó que quedan «tareas más que suficientes» para seguir en el poder en los próximos meses. [Así hemos contado el debate]
Después de hacer un balance complaciente de su legislatura, y de anunciar otra vez «brotes verdes» para el segundo semestre de este año, se centró en esas «tareas» que quedan pendientes: por un lado aseguró que hay 36 proyectos de ley pendientes de tramitación, y otras que deben ser desarrolladas, del calado de la ley del régimen del juego. Y luego explicó algunas de las reformas que quiere emprender todavía, como la de medidas de protección a los que no puedan hacer frente a su hipoteca. Además, anunció una ley para poner un techo de gasto a las comunidades autónomas.
Zapatero dedicó buena parte de su tiempo a lanzar guiños al movimiento de los indignados del 15-M, a los no violentos, especificó. «Hay que escuchar sus propuestas», dijo Zapatero, quien subrayó que el 15-M forma parte de la fisiología de la democracia, y no de su patología.
La confusión sobre el futuro de Zapatero, y sobre el posible adelanto electoral, llevó a Mariano Rajoy a centrar su mensaje: «¿Por qué el señor Rodríguez Zapatero prolonga esta calamidad? ¿Hasta cuándo se propone el señor Rodríguez Zapatero imponer a los españoles este calvario estéril, esta lenta agonía?». Rajoy criticó la falta de confianza que inspira el presidente del Gobierno, y el fracaso de cada una de sus propuestas. En ese situación, dijo, lo mejor es abrir las urnas a las ciudadanos.
El presidente del PP no estuvo solo en su demanda. También el portavoz de CiU, Josep Antonio Duran i Lleida, aseguró que la legislatura está agotada, y propuso reformas a corto plazo para convocar elecciones en otoño.
En la réplica a Rajoy, Zapatero se mostró muy irritado. Le reprochó su falta de propuestas, y después le acusó de mentir en los datos: «Yo le acuso de dar cifras que no se corresponden con la realidad». Dicho esto, se empeñó en mostrar gráficos y datos, en un intento por tratar de convencer a todos de que España no está tan mal. Misión imposible.
Zapatero, con tono airado, acusó también a Rajoy de ser «el perfecto perro del hortelano», porque no apoya ninguna propuesta, pero tampoco presenta las suyas. La réplica de Rajoy fue de lo mejor del debate: «Lo he visto de los nervios y lo entiendo. Es lógico que esté de los nervios, porque ha recibido la mejor herencia y va a dejar la peor de la democracia», le soltó a Zapatero. Dicho esto, mostró varias iniciativas del PP, todas rechazadas por el PSOE, y recordó que el Gobierno ha vetado 80 iniciativas del Grupo Popular, para que ni siquiera pudieran ser debatidas.
Más allá del debate económico, Rajoy ha llevado al Pleno, por primera vez en la legislatura, la política antiterrorista. En concreto, se ha concretado a la «chulería» de Bildu, que ha vuelto a las instituciones vascas y navarras, y ha pedido al Gobierno que esté vigilante para aplicar la ley en cuanto tengo la más mínimas oportunidad. Zapatero, en su primera intervención, y sin citar a Bildu, sí se comprometió a hacer cumplir el Estado de Derecho.
ABC, 29/6/2011