EDITORIAL-ABC
- Las andanzas del expresidente socialista con determinados personajes extranjeros pueden interferir en la política exterior del Gobierno y afectan al prestigio internacional de España
El Partido Popular ha forzado una enmienda en la comisión mixta para la Unión Europea que puede terminar impidiendo la entrada a los Estados Unidos de José Luis Rodríguez Zapatero y que da medida de la delicada posición política internacional del expresidente socialista. La proposición tiene su origen en una petición de Vox que este verano exigía incluir al Cartel de los Soles, la organización criminal con origen en Venezuela y ramificaciones en otros países, en el listado de organizaciones terroristas de la UE. La proposición no de ley aprobada con el apoyo del PP y con el voto en contra del PSOE y sus socios, define al Cártel de los Soles como una organización criminal transnacional de origen venezolano cuya actividad «encaja en la definición de actos terroristas y de grupo terrorista» de la Posición Común del Consejo de 27 de diciembre de 2001. Su inclusión en la lista tendría consecuencias, por ejemplo, la congelación de fondos relacionados con la organización. Sin embargo, una enmienda del PP ha ido más allá e insta a retirar visados, privilegios e inmunidad a dirigentes políticos que, invocando «espuriamente» el diálogo y la mediación han contribuido a perpetuar el régimen de Maduro. De hacerse efectiva la inclusión de la banda en la lista y de aceptarse la enmienda, quedaría seriamente comprometida la posibilidad de que José Luis Rodríguez Zapatero visitara los Estados Unidos.
El debate en la UE de la PNL y la enmienda da medida de hasta dónde ha llegado la degradación del prestigio del expresidente ante una potencia mundial. Resulta obvio el daño que recibe la reputación de España cuando uno de sus mandatarios se presenta en la esfera internacional con determinadas compañías. En reiteradas ocasiones, el líder socialista, que es el padre espiritual del actual Gobierno de Pedro Sánchez e incluso ha llevado a cabo negociaciones y mediaciones en su nombre con Carles Puigdemont y con Bildu, se ha conducido de manera irresponsable y hasta sospechosa en los círculos internacionales. El propio Zapatero se ha reunido en multitud de ocasiones con Maduro y ha sido cómplice del blanqueamiento de las atrocidades a las que aquel régimen dictatorial somete de manera constante a su población. En las últimas elecciones en las que el chavismo se mantuvo en el poder gracias a un proceso electoral fraudulento, Zapatero esquivó su responsabilidad como observador, eludió condenar los hechos y se mantuvo entre dos aguas con la excusa de mediar entre las partes. También es conocida su pertenencia al grupo de Puebla cuyos intereses chocan de manera frontal con los de la UE en particular y, en general, con el del conjunto de sociedades abiertas occidentales de orden liberal.
No podemos desligar los desconocidos intereses que tiene el expresidente socialista en China relacionados con los cambios de postura de La Moncloa en asuntos que atañen a este país. Recientemente, España aceptó un contrato con Huawei para manejar información sensible de nuestro país en contra del criterio de la Comisión Europea, una decisión que nos ha puesto en un aprieto y que hace peligrar los intercambios de inteligencia con EE.UU. La decisión coincide con el papel de ‘lobista’ a favor de China de Zapatero en la organización Gate Center que fundó con un ciudadano chino sospechoso de trabajar para el régimen de Pekín. Desconocemos cuáles son los intereses políticos o económicos que el exlíder socialista pudiera tener en países como China o Venezuela, que pueden interferir en la política exterior del Gobierno y que afectan al prestigio internacional de España.