Iván Gil-El Confidencial
Si el expresidente y el líder de Podemos no se conocieron en persona hasta 2014, el Iglesias politólogo ya había analizado en su tesis el perfil de Zapatero y las causas de su éxito electoral
“El Gobierno Zapatero tomó claramente nota de que su éxito electoral de 2004 (…) tenía mucho que ver con las movilizaciones sociales”. (Pablo Iglesias, tesis doctoral, 2008)
La amistad entre José Luis Rodríguez Zapatero y Pablo Iglesias comenzó a gestarse en diciembre de 2014, cuando el líder de Unidas Podemos era todavía europarlamentario en Bruselas y el expresidente del Gobierno se interesó por conocerlo personalmente e intercambiar sus puntos de vista políticos. En aquel momento, varias encuestas situaban a Podemos como primera fuerza y se debatía el relevo interno en la secretaría general de los socialistas. José Bono hizo de maestro de ceremonias y organizó una cena en su casa de Madrid a la que, además de Zapatero e Iglesias, acudieron el por entonces número dos de los morados, Íñigo Errejón, y el líder del PSOE en Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, inquieto sobre si habría colaboración entre ambas fuerzas para desbancar a la popular María Dolores de Cospedal.
Desde entonces, la relación entre el expresidente y el líder de Podemos sería cada vez más fluida, entre cenas, llamadas, ciertos halagos cruzados en público, intercambio de mensajes y muchos consejos. Hasta el punto de que fue Zapatero quien recomendó a Iglesias desistir de su petición del Ministerio de Trabajo en las negociaciones con Pedro Sánchez para intentar salvar el Gobierno de coalición, ‘in extremis’. «He recibido el mensaje de alguien muy relevante dentro de su partido», le trasladó Iglesias a Sánchez desde la tribuna instantes antes de la segunda votación de investidura. Desde el mismo estrado renunció a reclamar la cartera de Trabajo, como dijo que le había recomendado esta personalidad del PSOE, para en su lugar pedir únicamente las competencias en políticas activas de empleo. El resultado es ya conocido, a pesar de que IU pidió un receso para discutir la nueva contraoferta que la presidenta de la Mesa del Congreso, Meritxell Batet, rechazó.
Política internacional, principalmente latinoamericana, consejos sobre política de Estado, reforma constitucional y muchas dosis de empatía son los intereses y elementos que han guiado esta amistad. También nexos comunes en Bolivia o Venezuela. Una relación no siempre autorizada por los suyos, hasta el punto de que el propio Bono se acabaría arrepintiendo tiempo después de haber si el enlace entre ambos. El expresidente manchego fue quien hizo de maestro de ceremonias en la cena en que ambos se conocieron porque este todavía tenía contacto con el padre del líder de Podemos, Javier Iglesias, a quien defendió como abogado tras ser encarcelado por su militancia antifranquista.
Bono tenía contacto con el padre de Pablo Iglesias, Javier Iglesias, a quien defendió como abogado tras ser encarcelado por su militancia antifranquista
Por aquel entonces, Bono militaba en el Partido Socialista Popular (PSP) y acababa de licenciarse en Derecho y ADE por el Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas. Su actividad como abogado defensor de militantes antifranquistas, como el padre de Iglesias, la mantuvo hasta el fin de la Transición, destacando también como letrado de una de las víctimas de los atentados de Atocha en 1977. Según Pablo Iglesias, la estancia en prisión de su padre fue “por repartir propaganda antifranquista”, y añade que a raíz de la ayuda que le brindó Bono se generó una relación de cordialidad entre ambos.
Ante las acusaciones de «deslealtad» tras haber organizado la mencionada cena en su ático, salió al paso en los medios rebajando su importancia y resaltando que tenía un «buen concepto» tanto de Iglesias como de quien era su número dos, Íñigo Errejón, asegurando que se reuniría con ellos cuantas veces quisiera. Fue la única reunión, al menos conocida, pero no de Zapatero e Iglesias. En la última de ellas participaría también la portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Irene Montero. Otra de estas cenas se produjo en casa de Javier de Paz, consejero de Telefónica y ex secretario general de las juventudes del PSOE, además de haber sido asesor personal de Zapatero, el pasado mes de noviembre.
La mediación del expresidente en la crisis venezolana siempre ha estado presente en sus conversaciones con Iglesias. Este último ha llegado a despachar su posición al respecto de la situación en Venezuela asegurando que era la misma que la mantenida por Zapatero. Un «ejemplo» para la paz, llegó a decir después de que mediase en la liberación del líder opositor Leopoldo López en 2017.
En campaña electoral, el Pablo Iglesias más socialdemócrata intensificó sus alabanzas a quien ya respondía a sus consejos vía telefónica. «El mejor presidente de la democracia», llegó a afirmar, por el que también dijo sentir «admiración». En la misma entrevista de campaña, en el programa de Pepa Buena en la Cadena SER, confesó que «desde aquella noche que nos conocimos, nos caímos muy bien. Me gusta. Cuando he tenido dudas sobre temas importantes, le he llamado y me ha atendido».
En campaña, el Iglesias más moderado intensificó sus halagos a quien ya respondía a sus consejos vía telefónica: «El mejor presidente de la democracia»
En febrero del pasado año, Zapatero, Iglesias y el líder de IU, Alberto Garzón, también se hermanaron en público durante un acto de apoyo al presidente boliviano, Evo Morales, celebrado en la madrileña sede de CCOO, en el que se enumeraron sus logros y se reivindicó la continuidad de su proyecto político, pese al triunfo del no en el referéndum sobre la ampliación de la limitación de mandatos.
La complicidad mostrada entre ambos fue notoria, con un intercambio continuo de comentarios, sonrisas cruzadas y guiños, pareciendo completar la conversación que ya antes del acto mantuvieron en privado. Conscientes de la expectación, y las importantes connotaciones políticas del acto organizado por la Asamblea de Apoyo a Bolivia, que entre otras organizaciones incluye a las Juventudes Comunistas, el secretario general de Podemos inició su intervención reconociendo que existían diferencias, pero que «coincidimos en el apoyo a la verdad y al reconocimiento a avances como los de Evo, y eso es lo importante». Asimismo, destacó que no es frecuente en España que «un expresidente ponga su prestigio al servicio de la resolución de conflictos», vaticinando que «lo van a criticar mucho por estar aquí».
El expresidente socialista, quien aplaudió en todo momento las palabras de Iglesias, aseguró por su parte, con tono irónico, acudir en representación «de ZP». Explicaciones similares a las que se difundieron cuando se filtró una cena entre Zapatero e Iglesias, poco después de que la formación morada irrumpiese en el panorama político español a viento de crucero, según las encuestas de entonces. Con todo, concluyó: «Estoy aquí porque he visto cambiar Bolivia, y nada da más satisfacción que ver cómo un pueblo quiere progreso, futuro y libertad. Y eso lo he visto siempre en Bolivia y el presidente Evo Morales».
«Zapatero es producto del impacto político de nuevas formas de movilización antisistémicas», como el ‘no a la guerra’ o el ‘pásalo’ tras el 11-M
Si Zapatero e Iglesias no se conocieron en persona hasta finales de 2014, el líder de Podemos ya había analizado de cerca las políticas del expresidente y así lo plasmó en su tesis doctoral, publicada en 2008. En sus conclusiones resalta, a propósito de los efectos de las movilizaciones sociales en los discursos institucionales, que «el caso español es uno de los más claros, donde el Gobierno Zapatero tomó claramente nota de que su éxito electoral de 2004 (debido más a un aumento extraordinario en la participación que al descenso en el número de votos del Partido Popular) tenía mucho que ver con las movilizaciones sociales».
¿Detrás del éxito electoral de ZP?
Se centra, en particular, en las movilizaciones del ‘no a la guerra’ tras la intervención del Gobierno popular de José María Aznar en la guerra de Irak y en las movilizaciones del 13-M tras los atentados del 11-M, una suerte de manifestaciones espontáneas, convocadas a través de una cadena de mensajes móviles, el famoso ‘pásalo’, exigiendo saber la verdad sobre la autoría del atentado después de que el Gobierno la atribuyese a ETA, en lugar de a Al-Qaeda. Aquellos mensajes, cuyo origen se situó después en el departamento de Ciencias Políticas de la UCM del que formaba parte Iglesias, junto a otros fundadores de Podemos como Juan Carlos Monedero, interfirieron de lleno en la jornada de reflexión, tras la que contra todo pronóstico Zapatero accedió al poder.
«El famoso SMS se gestó en mi facultad con un grupo de gente pensando la manera en que había que ponerlo para que cupiera en los caracteres —el máximo previsto en un SMS— y generara ese efecto de ‘flashmob», afirmaba Iglesias durante una entrevista con el periodista Iñaki Gabilondo en su programa ‘Otra vuelta de tuerka’. El SMS en cuestión decía: «¿Aznar de rositas? ¿Lo llaman jornada de reflexión y Urdaci trabajando? Hoy 13M, a las 18h. Sede PP, c/Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!».
Iglesias critica a Zapatero en su tesis por haber «mantenido las líneas generales de la política económica del anterior Gobierno»
En las conclusiones de su tesis doctoral, afirma así que el éxito electoral de Zapatero «es producto, en parte, del impacto político de nuevas formas de movilización antisistémicas». Con todo, añade: «Que el Gobierno Zapatero trate de neutralizar o de cooptar las movilizaciones sociales es una cuestión que nos parece obvia y previsible de cualquier Gobierno europeo, pero no ha sido este el objeto de nuestra tesis doctoral. Nuestro objetivo, en cambio, ha sido examinar el impacto y las posibilidades de las formas de acción colectiva de los movimientos globales».
Las alabanzas que hoy en día dedica Iglesias a Zapatero, sin embargo, eran más matizadas en su tesis: «A pesar de no ser un líder carismático, de sus dificultades para hablar otros idiomas (cuestión de singular importancia a la hora de aparecer en medios de comunicación internacionales) y de haber mantenido las líneas generales de la política económica del anterior Gobierno, se ha convertido en un referente progresista mundial y en el representante de una forma de hacer política en Europa alternativa a los Estados Unidos».