DIARIO VASCO, 27/10/11
El PNV entiende que el Gobierno, a unos días de irse, no acometa cambios sustanciales. El presidente convocará a López a un encuentro pero no tiene previsto ninguno con Rajoy
La sintonía que ha marcado la relación entre José Luis Rodríguez Zapatero e Iñigo Urkullu durante los últimos años quedó ayer patente en Moncloa. Era el primer encuentro público entre ambos. Y el primero del presidente del Gobierno con un dirigente político para hablar sobre el escenario abierto tras el cese definitivo de la violencia de ETA. La política penitenciaria fue una vez más el asunto central que el líder del PNV puso esta vez sobre la mesa de Zapatero aunque, a menos de un mes de que finalice su mandato, el Gobierno central, competente en esta materia, insistió en que no va a aprobar ninguna modificación sustancial al respecto.
La urgencia que los jeltzales trasladaron el pasado lunes al lehendakari para que los socialistas den algún paso en este sentido antes del 20 de noviembre no encontró más eco en Madrid que el «análisis compartido» de que una vez cesada ETA, habrá que «ir superando» las medidas excepcionales que contempla la ley penitenciaria para los condenados por terrorismo. Es decir, el alejamiento de presos o la doctrina Parot que permite alargar determinadas condenas. La primera de ellas, aún y todo, es para Urkullu la más urgente de resolver, sobre todo cuando se refiere a reclusos enfermos, para quienes pidió su acercamiento inmediato por razones «humanitarias». «Ésta es una cuestión que nos diferencia de quienes no respetan los derechos humanos», argumentó el líder jeltzale en su primera comparecencia en la sede presidencial.
La respuesta del Ejecutivo a sus propuestas llegó por boca del ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, toda vez que Zapatero emprendió rápidamente viaje a la cumbre europea en Bruselas. «Por respeto institucional al próximo Gobierno no va a haber ninguna variación» en materia penitenciaria, remarcó, aunque en el caso concreto de los presos enfermos, aseguró que el Ejecutivo ya lleva tiempo procurándoles un tratamiento especial.
La visita de Urkullu a Moncloa, distendida y cordial, transcurrió sobre el guión previsto. El presidente del Gobierno le trasladó la imposibilidad de realizar ningún movimiento con los presos de ETA a veinte días de dejar su cargo. Una postura que los jeltzales entienden, más en plena campaña electoral. Por eso, al igual que al encuentro con el lehendakari del pasado lunes, el PNV no fue con «exigencias» sino con una propuesta sosegada.
Los jeltzales creen que la flexibilización de la política penitenciaria y la derogación de la Ley de Partidos -ilegalizaciones- que propone, ahora con más fuerza, es una hoja de ruta que debería cumplirse sin prisa pero sin pausa por la acción, principalmente, del Gobierno que salga de las urnas. «Pero no hay por qué pararlo» ahora, indicaron fuentes del partido.
Urkullu, de hecho, recordó que esos ‘gestos’ con los presos, dentro de lo que contempla la ley, dependerán fundamentalmente de ellos, «de sus propios pasos». «Tampoco se puede entender la aplicación de políticas flexibles si no hay por parte de los presos iniciativas», explicitó el líder jeltzale en su rueda de prensa, en alusión a «arrepentimientos y petición de perdón».
El dirigente nacionalista recordó que hay beneficios, como el acceso al tercer grado penitenciario, que se conceden de forma individualizada a tenor del comportamiento del recluso, y constató también que hasta ahora han sido los propios presos quienes han permanecido «cautivos de la estrategia de ETA» en las cárceles.
El Gobierno defendió su «posición de reserva» en este escenario nuevo, en el que, según Jáuregui, se necesita «un poquito más de tiempo» para que la sociedad «se impregne de paz y libertad». Es el mensaje que ya han trasladado López y el candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quienes han insistido en que después de llevar varias décadas esperando al fin de la violencia ahora no hay por qué precipitarse. «Solo el nuevo Gobierno y el nuevo Parlamento deben afrontar actuaciones» que respondan al «contexto y oportunidad» que se vaya presentando en el futuro, se limitó a indicar Jáuregui, sin cerrar la puerta a las medidas que el próximo Ejecutivo, probablemente del PP, plantee. En el mismo sentido, por cierto, se expresó el ministro de Justicia, Francisco Caamaño quien negó que su Gobierno vaya a plantear ningún indulto a Arnaldo Otegi y emplazó a la política del próximo Ejecutivo.
La falta de compromisos concretos sobre este asunto no preocupó sin embargo al presidente jeltzale quien aplaudió a Zapatero por «comprometerse y cumplir» en una causa en la que «había que arriesgar». Y recibió, en una llamada desde el helicóptero en el que el presidente se dirigía al aeropuerto, el agradecimiento por esos elogios personales, y por la contribución de su grupo a la estabilidad parlamentaria del Gobierno durante los últimos años.
Dos libros de música
La reunión, que sirvió también de despedida pública entre ambos -tienen una comida privada pendiente en Euskadi tras las elecciones-, se cerró además con un detalle personal. Zapatero regaló a su invitado dos libros de cuidada edición sobre música, dada la afición del presidente jeltzale por coleccionar instrumentos de viento.
La satisfacción con la que ambos mandatarios abordaron el encuentro, que venía planeándose desde hace varias semanas, no fue tal en el Gobierno Vasco, donde predominaba la sensación de que el PNV quería así tapar la ronda del lehendakari con el resto de partidos. Al malestar, limitado a círculos privados, se sumaba el desconcierto por el anuncio de Moncloa de convocar en próximas fechas a Patxi López para un encuentro.
La reunión, que no tiene fecha pero que en cualquier caso no sería esta semana, tampoco urge al equipo del lehendakari, centrado en este momento en su ronda de partidos. Con quien no tiene previsto reunirse Zapatero, y así lo explicitó ayer el ministro de Presidencia, es con Mariano Rajoy, pese a que han hablado varias veces desde el anuncio de cese definitivo de ETA.
DIARIO VASCO, 27/10/11