«Como hace quince años, ni olvidamos ni perdonamos»

La familia conmemora hoy el 15º aniversario del asesinato del socialista Fernando Múgica, arropada por amigos y compañeros de partido. Su hijo Rubén, ante el fin de ETA, ve piedras en el camino que «nos alejan de este objetivo», en forma de «discurso banal que habla de reconciliaciones, de generosidades y de puertas abiertas».

Han pasado quince largos años, pero la convicción no conoce del lento transcurrir del tiempo. De aquel 6 de febrero de 1996, cuando dos pistoleros segaron la vida del abogado e histórico militante socialista Fernando Múgica, al 6 de febrero de 2011 nada ha cambiado en cuanto a la solidez de unos ideales familiares. «Es un día para reafirmarnos en aquello que dijimos en su momento: Ni olvidamos ni perdonamos. Aquellos que dijeron que esta expresión era fruto del calentamiento, de la tensión del momento, ahora, quince años después, les decimos con la misma firmeza de entonces que ni olvidamos ni perdonamos», apunta Rubén, uno de sus tres hijos.

A las puertas de vivir una jornada de reencuentro con la familia y con los compañeros y amigos de su padre, dentro del homenaje que los socialistas le brindarán este mediodía en el Kursaal en un acto al que asistirán Patxi López y Alfonso Guerra, Rubén echa la vista atrás y rememora los días previos a su asesinato. Una muerte que por muy «traumática» que fue no era menos esperada. «No nos cogió por sorpresa a nadie. En casa éramos conscientes desde hacía mucho tiempo que era un objetivo de los criminales porque representaba aquello que los etarras han tendido a eliminar, que es la vocación liberal, democrática, abierta y de combate frontal e implacable contra toda forma de totalitarismo».

Rubén, que siguió los pasos de su padre en el mundo de la abogacía al igual que su hermano José María (tienen el despacho tal y como lo dejó su padre), tiene muy presente aquellos valores que le inculcó en vida la figura paterna, los mismos que, considera, «van a acabar sepultando» a ETA, esto es, «convivencia, tolerancia contra el intolerante e implacable con el totalitario».

Al margen de cualquier comunicado de ETA, Rubén contempla el final de la banda «mucho más cerca», aunque, al mismo tiempo, vislumbra piedras en el camino que «nos alejan de este objetivo», en forma de «discurso banal que habla de reconciliaciones, de generosidades y de puertas abiertas». A su juicio, se trata de expresiones de «aquellos que no quieren combatir frontalmente a la banda y piensan que se pueden convivir con ella en un estado de latencia», cuando la banda tiene que ser «derrotada sin contemplaciones y de forma implacable a través de los instrumentos del Estado de Derecho».

Y en esta inflexible lucha contra los terroristas, ve fundamental el papel de las víctimas, que, según advierte, «no vamos a claudicar», pese a los intentos por «relegarnos a un segundo plano, porque saben que somos la barrera que va a impedir cualquier proceso que pretenda la banda de entenderse, arreglarse o manosearse con el Estado».

Porque Rubén tiene claro que ETA va a salir a la búsqueda del Gobierno, de quien espera que no cometa la «gran torpeza de 2005, 2006 y parte de 2007 de querer evidenciar que lo que realmente buscaba era un acuerdo político con la banda terrorista y Batasuna». Por ello, considera que el actual Gobierno «ya no puede embarcarse en un nuevo proceso de negociación» y estima que los próximos mandatarios también van a seguir por esta línea de no hablar con los terroristas, entre otras cosas porque, insiste, las víctimas «impediremos cualquier enredo que quieran los terroristas con el Estado».

Rubén insta al Gobierno a no caer en la «palabrería de ETA para allanar el camino de Batasuna» a las instituciones vascas, y le recuerda que «si presentarse a las elecciones es imprescindible para la izquierda abertzale, habrá que concluir que es imprescindible para todos nosotros que no se presente».

De cara a las elecciones, la familia Múgica vería como una «burla a la inteligencia» que se diera el visto bueno a unos estatutos presentados por el impulsor de la «socialización del sufrimiento» en Euskadi, Rufi Etxeberria, que mañana hará público en sociedad el nuevo partido político de la izquierda abertzale que recoge en sus ideales un rechazo expreso a la violencia. «Rufi habría registrado con total tranquilidad el partido nazi», censura.

Más que actos de deslealtad, los hijos de Fernando Múgica aprecian algunos «actos de torpeza» en las filas socialistas. No entienden, por ejemplo, cómo Interior ha «premiado» al «asesino en serie» Valentín Lasarte, el histórico etarra que participó en la muerte de su padre, acercándole cerca de su hogar, a la prisión alavesa de Nanclares de la Oca, por «haber rellenado una cuadrícula de perdón en un impreso que ha ido del Ministerio a la cárcel y de la cárcel al Ministerio». Y sobre todo, lamenta con dolor, sin una comunicación previa a las víctimas. «Son gestos desatentos».

Por este motivo, familiares de algunas de las siete víctimas de Lasarte, como el concejal del PP Gregorio Ordóñez o el sargento de la Policía Municipal Alfonso Morcillo, han solicitado una cita con el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para que les dé explicaciones de esta medida, aunque Rubén sabe que esta cita nunca va a producirse. Y para constatar este convencimiento vuelve a echar la vista atrás, a los años en los que el Gobierno estaba negociando con ETA, cuando «nos llamaba a las víctimas rencorosos, vengativos, que no queríamos el final de ETA y que actuábamos al servicio» del PP. «Si eso decían es porque lo pensaban. No creo que hayan cambiado de opinión como para reunirse con nosotros», lamenta Rubén, para quien el tiempo no cura las heridas. «Este trato será difícil de olvidar».

De todos modos, pese a los encontronazos que se hayan podido producir, Rubén no cree que su padre hubiese acabado dándose de baja de las filas socialistas. «Se afilió al partido antes de que naciera Rodríguez Zapatero y esto no es una metáfora. Supongo que mi padre seguiría militando en el PSOE con todo su orgullo hasta el fin de sus días», expone.


Una biografía coral reconstruye su vida

El acto de homenaje de hoy a Fernando Múgica en el Kursaal organizado por el PSE será el escenario de la presentación de un libro que desglosa la figura del que fuera histórico militante socialista. Impulsado por la Fundación Pablo Iglesias y escrito por su amigo y diputado socialista ‘Txiki’ Benegas, la obra consta de dos partes: una biografía construida de forma «coral» a través de las historias, anécdotas y conversaciones de muchos de sus conocidos y allegados, y un apartado que saca a la luz sus escritos, cartas o artículos de prensa.

A la hora de completar el recorrido por su trayectoria personal y profesional, Benegas se ha nutrido de numerosos testimonios, como los de Alfonso Guerra, que estará hoy en el acto del Kursaal, Felipe González y Manuel Marín, entre una amplia nómina de amigos y familiares. El libro también da cabida a sus pensamientos más íntimos, como la correspondencia privada que mantenía con Guerra y otros escritos personales.

«Me ha gustado mucho el libro. Hay una parte trágica, pero luego está muy bien encontrada esa parte de que es toda una vida vivida», resume en una primera impresión su hijo José María Múgica, ya que hace apenas 24 horas que la obra ha llegado a sus manos. «Benegas ha hecho un trabajo excepcional», apunta.

EL MUNDO, 6/2/2011