Agarrarse a la ‘z’

SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 23/12/13

· En 1980 el Parlamento vasco discutía el nombre de la cosa, si Euskadi debía escribirse con la z de la grafía sabiniana, tal como defendía el PNV, o con s, que era el parecer mayoritario. Durante el debate, Mario Onaindia envió una nota al grupo nacionalista que decía: «Si habéis renunciado a todo lo demás, ¿por qué os aferráis a la z? Firmado: Sabino Arana».

De todos los puntos de vuestro programa electoral, teníais que empeñaros en cumplir éste. De entre todos los cafés del mundo tenías que venir a éste. Mira que, sin salir de los dominios de Gallardón, podrían haber devuelto a los jueces su independencia, secuestrada por la Ley 6/85, el mismo año en que se aprobó la del aborto.

El PSOE no incluyó la reforma de la ley en su programa de 2008; no había demanda social, pero el zapaterismo hizo virtud de enfrentar al PP consigo mismo. Ahora es el propio PP el que propone los asuntos que más dividen a su peña. Qué mejor asunto que el aborto en estas fechas; en el pórtico de la Navidad, a ver quién se mete con la sagrada familia.

Qué necesidad. Aznar gobernó ocho años sin cambiar una coma en la ley que el PSOE aprobó en 1985. ¿Era él un izquierdista para los estándares del PP de ahora? Sólo fue un gobernante pragmático y gobernar consiste en eso: en resolver los problemas cuando se puede, o, al menos, no provocar conflictos inexistentes.

El PSOE se inventó la ley Aído para crear al PP problemas que no tenía. En esencia, suponía la sustitución de los supuestos por los plazos, tal como se regula en la gran mayoría de los países de Europa. Tenía dos excesos: la consideración del aborto como derecho y el papel de alcahueta que asumía el Estado para el aborto de adolescentes en plan no se lo diremos a papá. A esos dos puntos debería haber limitado su celo el ínclito Gallardón.

Todo lo que no está prohibido por las leyes está permitido por ellas, pero eso no las convierte en un derecho. No se puede obligar a un médico creyente a satisfacer el supuesto derecho al aborto de una solicitante, un suponer. Contraer matrimonio sí es un derecho; por eso ningún juez puede negarse a casar a contrayentes del mismo sexo.

Los errores siempre se multiplican. Las chicas éstas de Femen que se pintan consignas en las tetas lo convirtieron por su cuenta en sacramento: «aborto es sagrado» proclamaron, sin que ni uno solo de los columnistas de la izquierda, entusiasmados con la performance, protestara contra el dislate. Es la dificultad de nuestros izquierdistas para ser laicos; sus palabras dejan trazas de religión alternativa.

Se comprende la afición del principal partido de la oposición por este asunto, como por todos aquellos en cuyo fondo late una pulsión de muerte. Lo que no hay manera de entender es la estupidez del partido del Gobierno. Retrotraer el estado del arte a antes de Aznar, a antes de FelipeGonzález, tal vez reconcilie al partido con el sector más prevaticano de sus votantes, pero le apartará de la reserva electoral del centro, que es donde se ventilan las mayorías en democracia.

SANTIAGO GONZÁLEZ, EL MUNDO 23/12/13