Cacerolada

Santiago González, EL MUNDO, 16/5/12

Los indignados de Sol celebraban ayer la venturosa coincidencia de la fiesta de Madrid y su primer aniversario con una cacerolada. ¿Una chocolatada, dijo usted? No, cacerolada, una forma de protesta que hicieron popular en el Chile de 1973 las burguesas capitalinas, golpeando cazuelas vacías para reprochar al Gobierno de Allende el hambre que ellas no pasaban.

A uno las caceroladas le suenan a eso, aunque ya comprende que las nuevas generaciones sucumban a la funcionalidad de la protesta: la cacerola es vistosa y golpeada rítmicamente añade épica sonora al tema, un toque de tamborrada donostiarra, un alarde gastronómico servido con cierta épica borroka.

El problema básico de estos indignados es el mismo que denuncian: «Que no, que no, que no nos representan», en lo que, evidentemente, llevan razón. El ejercicio de la democracia representativa es siempre una sinécdoque y ellos incurren gozosamente al considerar que su primera persona del plural sí representa a toda la sociedad, con sus cinco millones y medio de parados y todo. De ahí que algunos gestos no estén mal aunque se vayan vaciando de sentido (y de gente) a medida que pasan las horas. Lo jodido es ponerlo por escrito o contrastarlo con los hechos. Esa propuesta de Democracia 4.0 para que los internautas intervengan directamente en el Congreso, convertido así en un Twitter más grande. Qué idea. El lunes se manifestaron ante la sede madrileña de Bankia, invitando a la gente a retirar sus fondos.

No había masa crítica y no se produjo el colapso financiero que al parecer buscaban los desahorradores, ni siquiera con el ambiguo vaticinio de corral que unas horas antes nos hacía Krugman, ese amable cantamañanas. Claro que Krugman no se juega nada en Bankia ni en el sistema financiero español y estos chicos sí, aunque ellos no lo sepan todavía.

El problema de estos ‘indignados’ es el que denuncian: «Que no, que no, que no nos representan

¿Recuerdan aquellas ocho reivindicaciones que Democracia Real Ya hizo el año pasado? La segunda más votada, después de acabar con los privilegios de los políticos, fue el control de los bancos sin rescates: nacionalización o quiebra. No parece razonable que ahora que el Gobierno, ¡un Gobierno de derechas!, les ha hecho caso y ha optado por la nacionalización de Bankia, vayan ellos y pretendan inducir la quiebra mediante la retirada de los depósitos. Qué cosa tan absurda. En estos momentos, tener la pasta en Bankia es más seguro que en Fort Knox. Te la garantizan: el Gobierno, que ha nacionalizado el banco, y el jefe de la oposición, que confiesa tener allí sus ahorros; no hay quien dé más.

Al escribir esta columna me asomo a la ventana que la prensa socialdemócrata ha abierto en su web. Lo primero que se vio, antes de la cacerolada, fue el making of del anuncio de Víctor Manuel y Ana Belén con el Banco Sabadell. Ellos se miran, sonríen y la imagen se congela. El anuncio completo termina con Ana diciendo a Víctor: «Es un poco el misterio, ¿no? de las relaciones», lo que da pie al anunciante para colocar su mensaje: «En el Banco Sabadell creemos en las relaciones duraderas. Nos parece que la Cuenta Expansión es una buena manera de iniciar una contigo».

Santiago González, EL MUNDO, 16/5/12