Arcadi Espada-El Mundo

A PARTIR de las primeras informaciones de eldiario.es sobre el caso Cifuentes los periódicos han escrito un relato irrevocable que lleva este título: «La presidenta de la Comunidad de Madrid obtuvo un máster en la Universidad Rey Juan Carlos sin cursar todas sus asignaturas». La presidenta, el rector y el director del máster son los responsables y los tres deben asumir las consecuencias del escándalo. Pero hasta el momento no lo han hecho. Tampoco la Asamblea de Madrid, el Partido Popular y la Comunidad Universitaria les han obligado a ello. De tal modo que, como sucede a veces, la reacción ante el escándalo se convierte en el mayor escándalo.

Respecto a la Asamblea hay una responsabilidad derivada que es la del partido Ciudadanos. Su insistencia en la formación de una comisión de investigación ha sido una pobre manera de ganar tiempo y perder crédito. Y el argumento de que la destitución de la presidenta no podía llegar sin las conclusiones de la comisión, irrisorio. Lo sustancial del caso lo ha dicho el periodismo, que es la principal comisión de investigación de las democracias, aunque como ellas también se vea amenazado por el espectáculo, la mentira, la desinformación y la incompetencia. Ahora Cs exige al Pp que aparte a Cifuentes, pero esa pretensión es humo si no va acompañada de su disposición a apoyar la moción de censura socialista. Lejos de obligar a irse a Cifuentes el Pp la ha arropado en la enrojecedora convención del fin de semana y sigue haciéndolo después de la última exigencia de Cs. Su inmoral actitud es la más fervorosa adhesión a los hechos alternativos y a la posverdad de que haya hecho hasta ahora gala un partido político español. No es que el Pp mienta con Cifuentes. Es mucho peor. Es que no le importa la verdad. Un reflejo trumpista, si no fuera porque, hace años, tampoco le importó la verdad inversa del caso Camps. En vez de encarar los ásperos hechos, el PP ha activado la busca y captura de la fuente originaria y se rasga las vestiduras ante la posibilidad de que haya actuado por venganza. Oh, oh. Como si el Pp no tuviera la prueba, ¡y en sus propias filas!, de que la verdad es tantas veces la hija legítima de la venganza. En cuanto a los responsables de la Rey Juan Carlos su inacción y su cinismo solo confirman la sospecha devastadora sobre el nivel de corrupción que ha alcanzado el sistema universitario en España.

Este caso Cifuentes y su ejemplar enseñanza sobre la degradada noción de la responsabilidad de las élites españolas.