Dinero para el secesionismo

EL MUNDO – 25/08/15 – LUIS MARÍA ANSON

· «Dinero, dinero y dinero», así resumía Talleyrand los éxitos de Napoleón. La gran política se jibariza de forma inevitable si se carece del fortín económico. Hasta Miguel de Cervantes escribió, en boca de Sancho, que «el mejor cimiento del mundo es el dinero».

Un interesante blog digital ha cifrado en 20.000 millones de euros lo gastado en los últimos años de forma directa por las administraciones públicas catalanas en la operación secesionista. Esa cantidad se completa con los recursos indirectos aportados también de forma copiosa para intentar la gran tropelía histórica. La tercera parte de la gigantesca deuda de la Generalidad se deriva del despilfarro para alimentar la voracidad secesionista.

No hace falta subrayar la extrema gravedad de las cifras contrastadas. Pero más grave parece a muchos la ausencia de la adecuada respuesta por parte del Gobierno de la nación. ¿Cuánto ha gastado Mariano Rajoy en contrarrestar la magna maniobra del soberanismo contra la unidad de España? La respuesta sincera resultaría acongojante. Hasta hace unas semanas, el órdago secesionista no ha tenido otra contestación que la pasividad arrogante, la aldeana cachaza, la sandez de que no hay que hacer nada porque el tiempo lo arregla todo, la política arriólica, en fin, de los tres monos de Nikko: Mizaru, no ver nada; Kikazaru, no oír nada; Iwazaru, no decir nada.

Para combatir el desafío de ese pobre hombre de cortos alcances que es Arturo Mas, manejado como una marioneta por Oriol Junqueras, era necesario destinar un robusto presupuesto a anular el chorro económico de las administraciones públicas catalanas. Y, además, administrarlo con eficacia y austeridad por gentes capaces, no por amiguetes del partido, porque está en juego el destino histórico de un país que mantiene su unidad nacional desde hace cinco siglos, tras protagonizar una de las tres grandes historias del Occidente moderno.

La gran política, decía Winston Churchill, consiste en prevenir no en curar. Mariano Rajoy se esfuerza ahora en intentar curar la enfermedad soberanista que no supo prevenir. Nada de lo que está ocurriendo se habría producido si hace cuatro años se hubieran tomado las medidas necesarias para evitar el desmoronamiento y la escombrera. Es verdad que José Luis Rodríguez Zapatero, con su política de ocurrencias, estimuló una reforma secesionista del Estatuto catalán y albrició a sus líderes. También es verdad que durante cuatro años y, desde una confortable mayoría absoluta, Mariano Rajoy, que tan certeramente ha resuelto la crisis económica, se ha distinguido por no hacer nada frente a la política soberanista de Oriol Junqueras y de su polichinela Arturo Mas.

«Poderoso caballero es Don Dinero», escribió nuestro clásico estevado. Los 20.000 millones de euros gastados por las administraciones públicas de Cataluña en los últimos años han contribuido decisivamente a la creación del clima secesionista que vive hoy una parte del pueblo catalán, sobre todo porque el Gobierno Rajoy, con todos los recursos a su disposición, no ha sabido oponer al dinero turbio de la independencia el de la unidad de España.