El enigma Eguiguren

¿Cómo es posible que sus pares del PSE no le hayan obligado a dimitir o, al menos, a callarse? Jesús no ha sido un verso suelto, sino un precursor de la evidente evolución del discurso de Patxi López en los últimos dos meses. Él estará en la ruptura del pacto de Gobierno y rezará el responso por López.

Lo de Eguiguren es uno de esos misterios cuya complejidad desborda la escala de lo humano: bastan unas declaraciones suyas para poner en cuestión a su partido, a su socio en el Gobierno vasco, a dificultar la labor del lehendakari, dejar en evidencia al presidente del Gobierno, cabrear a las víctimas del terrorismo y todo en los tres folios que ayer le publicó El País, bajo el título Pulso firme y mano tendida; el primero con la derecha, y la segunda hacia la izquierda abertzale, se entiende.

El presidente de los socialistas vascos acusaba de falta de valentía al presidente del Gobierno por no molestar a la derecha. Hombre, Jesús, por eso no será, pero la acusación en sí le ha hecho merecedor de las críticas del PSOE. Bono, José Antonio Alonso, Ramón Jáuregui, José Blanco y Francisco Caamaño salieron ayer a defender el valor que se le supone a Zapatero. El ministro de Justicia tuvo que hacer doblete y matizar, de paso, su banalidad de la víspera: que Sortu no es ETA. Pues claro, hombre. Ni Batasuna. La sentencia del Supremo que ilegalizó Batasuna, HB y EH el 27 de marzo de 2003 no decía eso, sino que era una construcción de Batasuna, que mantenía una estrategia común con la banda armada. No hay razones para creer que en el campo del terrorismo no hayan descubierto el taylorismo y las ventajas organizativas de la racionalización del trabajo. Especialmente claro fue el ministro de Fomento: «No es una cuestión de valentía, sino de legalidad», y «sí ha demostrado valentía» al aplicar una política que ha llevado a que «ETA esté en el momento de su mayor debilidad».

Otro de los grandes hallazgos del artículo, -hay uno por párrafo- es su invocación del Pacto Antiterrorista; él, que lo empezó a violar al año siguiente de su firma, al empezar sus reuniones con Otegi a espaldas del Gobierno. Toda la pieza está cargada de su capacidad para presentar sus creencias como hechos, cabalgando sobre acémilas como «nadie puede dudar» o «pienso sinceramente».

Tampoco a sus pares del PSE les ha hecho gracia su crítica a Zapatero, pero todos han estado contenidos en la réplica. Y éste es el gran misterio: ¿cómo es posible que no le hayan obligado a dimitir o, al menos, a callarse? Quizá porque están aplicando la estrategia socialdemócrata de reivindicar a un tiempo lo ancho y lo estrecho del embudo. Sin embargo, Jesús no ha sido un verso suelto, sino un precursor de la evidente evolución del discurso de Patxi López en los últimos dos meses. La reacción de las víctimas a la petición de la oficina que al respecto montó la Presidencia ha sido anular la reunión que tenían prevista después de que les hayan pedido generosidad para con Sortu. Él estará en la ruptura del pacto de Gobierno y rezará el responso por López, después de haber hecho lo propio con los anteriores secretarios generales del PSE.

Hay, sin embargo, una gran aportación suya a la política nacional del socialismo. Si usted lee su artículo, verá que después José Blanco le parece Cicerón, y que Caamaño podría pasar perfectamente por Pericles.

Santiago González, EL MUNDO, 16/3/2011