El hijo de Múgica acusa a Bildu de «encarnar el proyecto que practicó el crimen»

EL CORREO 04/01/13

· Familiares y amigos recordaron ayer al dirigente socialista asesinado por ETA hace 17 años.

Txiki Benegas, José María Múgica, Laurence Franks, Iñaki Arriola, Enrique Múgica y Rubén Múgica, ayer, en el cementerio de Polloe.
Txiki Benegas, José María Múgica, Laurence Franks, Iñaki Arriola, Enrique Múgica y Rubén Múgica, ayer, en el cementerio de Polloe.

SAN SEBASTIÁN. El tiempo pasa, pero la memoria permanece intacta. Como cada año desde los últimos diecisiete, los allegados de Fernando Múgica Herzog volvieron a reunirse ayer con la familia del PSE para recordar a ‘Poto’, el histórico dirigente socialista asesinado a tiros por ETA en una céntrica calle de San Sebastián el 6 de febrero de 1996, cuando caminaba en compañía de uno de sus hijos, a escasos metros de su despacho profesional.

José María Múgica, hijo del político del PSE, reivindicó el de ayer como un «acto de memoria y de historia» a «todos los compañeros del Partido Socialista y todas las víctimas del terrorismo, pensaran como pensaran, pertenecieran al partido que pertenecieran». «Un acto –añadió– para comprender que en esta tierra vasca hubo un proyecto totalitario» en el que «el crimen, la persecución, el acoso, la amenaza y el asesinato» estuvieron al servicio del mismo. Múgica aprovechó su intervención para criticar duramente a Bildu y a quienes «acuerdan, negocian o conceden» con la coalición porque, a su juicio, «expresa el mal que encarna ese proyecto totalitario que durante tantas décadas practicó el crimen».

Los rayos de sol acompañaron en todo momento el sencillo acto en el cementerio donostiarra de Polloe, que se abrió con un ‘kaddish’, una oración en arameo en recuerdo a los fallecidos, pronunciado por Laurence Franks, presidente del Fondo Nacional Judío.

En el homenaje participaron sus tres hijos, José María, Fernando y Rubén; la viuda de Múgica, Mapi Heras, y su hermano, el que fuera Defensor del Pueblo y exministro, Enrique Múgica, además de numerosos cargos públicos y militantes socialistas como José María ‘Txiki’ Benegas’, Iñaki Arriola, Miguel Buen y Odón Elorza, entre otros. El acto contó también con la presencia de víctimas del terrorismo como la viuda de Froilán Elespe, Tomasi Pelaz, y representantes del PP como los exediles del Ayuntamiento de San Sebastián Javier Urbistondo y Carlos Sancho.

Frente a la tumba de Múgica y una vez concluida la oración en su memoria, tomó la palabra su hijo José María, quien, recogiendo el testigo y legado de su padre, recordó con la voz entrecortada que, a pesar del cese de la actividad armada de ETA, aún «sigue existiendo» en el País Vasco «una fuerza del mal» que «se llama Bildu» y que «no condena el terrorismo porque sigue siendo la fuerza que expresa y representa ese proyecto totalitario». «No se trata de un proyecto que cesara sobre la derrota de la acción criminal y terrorista, es un proyecto que hoy está funcionando» remarcó, al tiempo que advirtió de que «si acordamos, negociamos y concedemos a Bildu estaremos perdiendo el alma y estaremos perdiendo todo». Múgica sostuvo, en este sentido, que los demócratas poseen «un alma que es el alma fraterna de las libertades» y que «se escribe en la Constitución a través de la palabra».

«La raya está marcada»

Múgica subrayó que es «tan importante a estas alturas», frente a propuestas de «relatos extravagantes o equidistantes que resultan insoportables», preservar este alma y tener «claro» que los demócratas «nunca» pueden ser «de la misma condición» que quienes «encarnan, expresan, auspician y prosiguen un proyecto de orden totalitario que sigue buscando la sumisión y la destrucción de los fundamentos de libertad del País Vasco». «La raya está absolutamente marcada, es nítida, limpia, clara y todos la conocemos. Nunca nos podemos perder en las tinieblas de la confusión, porque tras ellas viene la noche y con ella la pretendida absolución de sus crímenes. Y eso es inaceptable», expresó.

El hijo de Fernando Múgica defendió ese alma como «lo hemos hecho durante décadas y ha sido nuestro proyecto político y humano de los que queremos ser libres en el País Vasco». Una vez que finalizó su alocución, su madre depositó un ramo de gladiolos blancos en la tumba. El canto de La Internacional puso el broche final al homenaje.

EL CORREO 04/01/13