El lío catalán por partes

PABLO PLANAS – LIBERTAD DIGITAL – 23/07/15

· Es improbable, pero no imposible que la candidatura de Mas obtenga la mayoría absoluta en las próximas elecciones del 27-S. Es probable y casi seguro que con las CUP sume más de 68 diputados sobre los 135 escaños del parlamento catalán. CDC, ERC y las CUP ni siquiera necesitan ganar las elecciones en número de votos para alcanzar otro hito en el golpe de Estado que comenzó con el referéndum del 9-N.

La irrupción de Podemos en Barcelona con Ada Colau pudiera ser tan sólo un espejismo. A estas alturas, la «confluencia» de izquierdas ha descartado a la monja Forcades y carece de dirigentes mediáticos con los que asomar la gaita. Además, su discurso sobre la independencia es complejo. Están a favor del derecho a la autodeterminación de los pueblos, creen que nada más que en los catalanes reside la soberanía nacional, pero están convencidos de que el pueblo de Cataluña no querrá abandonar la España de Iglesias, un paraíso bolivariano con verduras de proximidad. En el caso de la conllevancia, nada aportan que no hayan ensayado retóricamente PSOE y PSC en sus alusiones al federalismo.

Gato por libre. El federalismo suizo, alemán o estadounidense es el Estado autonómico español. O sea que lo que se llama en unos lados landers, estados o cantones, en España se conoce por otro nombre, lo que no implica menoscabo en competencias, banderas y paridas identitarias. Más bien todo lo contrario.

En la contraparte, cambia el reparto pero no la porción de pastel. Las encuestas predicen el avance de Ciudadanos a costa del PSC y del PP, en el furgón de cola de la cámara autonómica, más o menos por detrás o por delante de las CUP, pero en un trance que les abocaría a la refundación como mal menor. En el farolillo rojo figuraría Unió, partido al que los sondeos reducen a un papel menos lucido que el que tenía Ciudadanos en 2006. Aún así, la ruptura de CiU ha hecho que Duran recupere crédito y a sus amistades en Madrid, que ahora propalan que hay un ingente número de convergentes sensatos dispuestos a votar a un tal Espadaler, el último jefe de los mozos, el mismo que no hizo nada en el 9-N para no romper con la tradición catalanista de pasarse leyes, disposiciones y sentencias por el forro del arco del triunfo.

El voto a favor de España no puede estar más dividido y eso si es que el PSC y Unió (e incluso Podemos según algunos ingenuos) representan algo que tenga que ver con la España que conocemos, tímida, retraída y más bien parca y pacata en sus exaltaciones patrióticas.

A poco más de dos meses, los comicios autonómicos revisten unos caracteres que poco tienen que ver con la legalidad y la normalidad democráticas. En torno a un 45 por ciento del electorado dice estar a favor de la independencia. Mucho o insuficiente, es la masa crítica que cuelga esteladas, llena las manifestaciones y comulga con las ideas dominantes en el sistema mediático, teorías que se resumen en el mantra de que todo sería mejor en Cataluña sin España.

El Rey, según se ha sabido por el bocachancla del presidente cántabro, el tertuliano Revilla, da por irrecuperable a Mas. Rajoy, por su lado, insiste en que Cataluña no será independiente mientras financia a manos llenas la división de la sociedad catalana. De hecho, el Estado lleva más de treinta años pagando el peaje del «hecho diferencial».

La sede barcelonesa de la Escuela Judicial es un ejemplo. A principios de los noventa se decidió que los futuros jueces, aprobadas las oposiciones, debían formarse en Cataluña y en las especificidades catalanas. Este jueves recibirán sus diplomas los 35 componentes de la última hornada. Felipe VI presidirá el acto, con la cúpula judicial detrás. Ahí estarán también el fiscal jefe de Cataluña y Mas, imputado por los delitos de desobediencia grave, prevaricación, malversación y usurpación de funciones. El muy honorable imputado con los nuevos jueces. El presunto político corrupto en el acto de entrega de diplomas a quienes deben impartir justicia. 

¿Qué será lo siguiente? ¿Una conferencia de Pujol en los premios Princesa de Gerona? ¿Que no es lo mismo? Es peor. Hay políticos corruptos que se lo gastan en cocaína y otros, como Pujol y su hijo político Mas que se lo pulen en provocar fracturas sociales sin excluir otros vicios. Habrá que esperar al 27-S de la misma manera que los partidos duran noventa minutos, incluso los que enfrentan al Farsa con el Alcoyano. Y al 28 para ver cómo impide el Gobierno de Rajoy la independencia de Cataluña.

PABLO PLANAS – ABC – 23/07/15