El nacionalismo mide sus fuerzas en un Aberri Eguna marcado por las elecciones

El nacionalismo se cita hoy por separado en Euskadi e Iparralde para celebrar su día grande, el Aberri Eguna. Las novedades en la jornada de reivindicación abertzale no vienen dadas por la división entre sus fuerzas, algo ya habitual en las últimas ediciones, sino por la inédita coyuntura que afronta el País Vasco.

En plena tregua de ETA y en vísperas de unas elecciones municipales y forales que podrían contar con el regreso a las urnas de la izquierda abertzale a través del previsible concurso de Bildu. La eventual presentación de estas listas, formadas además por Eusko Alkartasuna y Alternatiba -la escisión de EB-, provocará una notable alteración del mapa electoral vasco que afectará al juego de mayorías en importantes ayuntamientos e, incluso, diputaciones. La hegemonía del PNV está en juego y las matemáticas de una hipotética suma PSE-PP, también.

Los partidos nacionalistas tratarán de marcar un perfil propio y medir sus fuerzas en la celebración del ‘Día de la Patria Vasca’, que cumple hoy 80 ediciones. El PNV ha convocado a su militancia a un acto en Bilbao presidido por su líder, Iñigo Urkullu, mientras que el grueso del llamado polo soberanista se ha dado cita a ambos lados de la muga para dar realce al mítico ‘zazpiak bat’. Los grupos que componen Bildu -EA, Alternatiba e independientes de la izquierda abertzale- se han adherido a las convocatorias organizadas por la red Independentistak en la localidad vizcaína de Gernika y en Baigorri, en la región de la Baja Navarra del País Vasco francés, bajo el lema ‘Argi berdea independentziari’ -‘Luz verde a la independencia’-.

Los dos actos, que cuentan con el respaldo expreso de Batasuna, constituyen la puesta de largo de la estrategia soberanista agrupada en las candidaturas de una marca electoral concreta, Bildu. Es lo que la izquierda abertzale definió ayer como «reposicionamiento» de la mayoría independentista, tras años de «dispersión». Por su parte, Aralar se sumará a la convocatoria de Baigorri y Hamaikabat, escisión de EA, reunirá a los suyos en el monte Urgull de San Sebastián con un homenaje a la figura del histórico dirigente del PNV Manuel de Irujo, que llegó a ser ministro del Gobierno republicano en el exilio.

El PNV saluda suspicaz el «baile de siglas» en el mundo abertzale. Frente a la irrupción de «nuevos actores» dentro del nacionalismo, el partido de Urkullu se reivindica como el «mejor instrumento para la construcción nacional», sin olvidar un sentido de Estado que le ha llevado a respaldar los Presupuestos con los que José Luis Rodríguez Zapatero ha salvado la legislatura.

La disputa en Guipúzcoa
En su segundo Aberri fuera de Ajuria Enea, el PNV acentuará hoy su «defensa de la nación vasca», en un intento por contener el flanco electoral independentista que puede verse más atraído por la oferta de Bildu. En la víspera de la cita, el presidente de los jeltzales guipuzcoanos, Joseba Egibar, puso el énfasis en el derecho a decidir para que Euskadi «pueda ser reconocida como nación».

Todo apunta a que Guipúzcoa será el escenario donde mejor se refleje la disputa por el voto nacionalista, siempre que las listas de la izquierda abertzale pasen el filtro judicial. La formación jeltzale ha solicitado la legalización de esta opción electoral, pero marcando distancias con quienes «llegan con treinta años de retraso» al campo de juego democrático por el tiempo que han tardado en comenzar a desmarcarse de la violencia. Para los jeltzales, el emplazamiento del llamado polo soberanista a la unidad de acción es un mero «llamamiento a juntarnos por parte de quienes desearían sustituirnos».

En esta era post Ibarretxe, el PNV no sólo compite con lo que algunos dirigentes definen como el «frente constitucionalista», formado por PSE y PP, sino con el reagrupamiento en las filas abertzales. La previsible participación de Bildu está llamada a trastocar el actual equilibrio de fuerzas en importantes instituciones donde el mundo electoral de Batasuna ha tenido una presencia estable. Su eventual concurso cambiaría el reparto de escaños en los ayuntamientos de Bilbao y San Sebastián, gobernados históricamente por jeltzales y socialistas, lo que podría dar lugar a nuevos juegos de mayorías.

EL DIARIO VASCO, 24/4/2011