El ocaso programado de la ETA

Un nuevo viento sopla en Euskal Herria, donde los independentistas políticos parecen haberse adelantado a la rama armada. Muchos ven como definitivo el alto el fuego declarado por la ETA a comienzos del año.

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“¡Es un acontecimiento histórico! Podemos decir que la paz ha comenzado en el País Vasco”. Estas palabras son las de Jesús Eguiguren, presidente del Partido Socialista vasco y uno de los principales interlocutores del proceso de paz que se desarrolló entre la ETA y el gobierno español entre 2005 y 2007. Es cierto que el político no representa al gobierno español, pero efectivamente el País Vasco está viviendo un momento importante. El movimiento independentista vasco anunció, el 7 de febrero, la creación de un nuevo partido, Sortu, que en vasco significa nacer, crear, surgir. Este nuevo partido “rechaza y se opone al uso de la violencia (…) incluso la de la ETA”, declaró Rufi Etxeberria, dirigente histórico de Batasuna, durante la presentación de Sortu en Bilbao. Esta formación se ha comprometido a desligarse del grupo armado, condición sine qua non para recuperar la legalidad perdida en 2003 como consecuencia de la aplicación de la ley de partidos políticos, piedra angular de la estrategia antiterrorista española. En el País Vasco, hace tiempo que se esperaba un posicionamiento contra la violencia de la ETA. Si la izquierda abertzale (patriota) pone de relieve la iniciativa unilateral de este alejamiento, admitiendo que la situación actual pedía el abandono de la estrategia político-militar, España considera esta voluntad como un éxito de la política antiterrorista, especialmente de la prohibición de la mayoría de las organizaciones independentistas. En este sentido, el gobierno español, a través de su ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, siempre ha considerado determinante la sentencia del Tribunal de Estrasburgo confirmando la prohibición de Batasuna.

La creación del nuevo partido se produce en el marco de las elecciones municipales del próximo 22 de mayo. Dicho de otra manera, que las próximas semanas serán decisivas ya que está en juego el retorno a las instituciones políticas de un movimiento prohibido desde hace siete años. El ministerio del Interior tiene que pronunciarse en veinte días sobre la legalización del partido. Después, será la justicia quien deberá pronunciarse.

El renacimiento público del movimiento independentista es continuación del alto el fuego permanente, general y verificable anunciado el 10 de enero de 2011 por miembros de la ETA en un video con la puesta en escena espectacular que les caracteriza. Para los profanos, esta declaración parece confundirse con alto el fuego declarado en 2006. Por lo tanto, si el nudo del conflicto continua apoyándose sobre el derecho a decidir del pueblo vasco (la autodeterminación) y la territorialidad (reagrupamiento de las regiones que constituyen el gran País Vasco especialmente las comunidades autónomas vasca y de Navarra), se quiere que el proceso que se está abriendo sea fundamentalmente diferente ya que está dirigido por la rama política. Es un cambio fundamental ya que en las tres anteriores tentativas para encontrar una solución a la cuestión vasca desde la transición democrática española (1975-78), la ETA siempre ha tenido una carta escondida en las negociaciones.

El comienzo del fin de la ETA inyecta además una dinámica de esperanza en el marco general del nacionalismo vasco, El universitario Ramón Zallo no tiene ninguna duda sobre el final de la ETA. Subraya que la izquierda abertzale ha llegado a un punto sin retorno y se prepara para la disolución de la ETA. El Partido Nacionalista Vasco, en boca de su presidente Iñigo Urkullu, declara tras el alejamiento de Batasuna de la violencia, que el País Vasco camina hacia una nueva situación en la que “todos” tendrán un sitio en el juego político. Sin embargo, el camino todavía parece muy largo como para dejar ver el final del conflicto. La izquierda independentista necesitará un poco de tiempo para demostrar a España y a las víctimas del terrorismo que la nueva estrategia sin violencia es irreversible.

Desde finales de marzo de 2010 y con la reticencia de España, el camino hacia la no violencia está unido a la Declaración de Bruselas impulsada por el abogado sudafricano Brian Currin y firmada, entre otros, por cuatro premios Nobel de la Paz entre ellos, Desmond Tutu, Frederick W. De Klerk, Mary Robinson y John Hume. Como este texto, que pedía a la ETA un alto el fuego permanente y verificable, ha conseguido su objetivo, a partir de ahora la iniciativa se transformará en un grupo de contacto de personalidades internacionales cuya composición será desvelada hoy, encargada de verificar los compromisos de la ETA. Un trabajo de mediación que no será cómodo ya que España siempre ha minusvalorado el impacto de un paso semejante.


(Doctor en Ciencias de la Comunicación y de los Medios, Mathieu Crettenand ha dedicado una buena parte de su tesis al conflicto vasco)

Mathieu Crettenand, Le Courrier (Suiza), 14/2/2011