El rechazo de Confebask al plan Ibarretxe desvela la desunión territorial en la patronal vasca

La fractura provocada por el plan ibarretxe en la sociedad vasca también ha alcanzado públicamente -hasta ahora la desunión estaba soterrada- a la patronal empresarial. El presidente de Confebask recordó la vigencia de la declaración de 2002 contra el proyecto, después de que Patxi López instara a los empresarios a pronunciarse.

La fractura provocada por el planbarretxe en la sociedad vasca también ha alcanzado públicamente -hasta ahora la desunión estaba soterrada- a la patronal empresarial de esta Comunidad Autónoma. Bastó ayer un pronunciamiento del presidente de Confebask, Román Knörr, en el que renovaba las críticas de la patronal al proyecto soberanista, para que las organizaciones de Vizcaya y Guipúzcoa salieran al paso y le desautorizaran con el matiz de que sus declaraciones no recogían el sentir general.

Desde la aprobación del plan Ibarretxe en el Parlamento de Vitoria, el pasado 30 de diciembre, la patronal mantenía silencio. Sólo el Círculo de Empresarios Vascos -directivos que representan a las 70 empresas más importantes de la Comunidad- se manifestó pública y críticamente contra el plan. El silencio de Confebask -que agrupa las patronales Cebek (Vizcaya), Adegi (Guipúzcoa) y Sea (Álava)- estaba forzado por la división existente entre los empresarios, pero era también cada vez más insostenible en un momento en el que el proyecto soberanista centra el debate político y sobre el que se han posicionado numerosos sectores y colectivos sociales.

El secretario general del PSE-EE, Patxi López, aprovechó ayer su intervención en el Fórum Europa que organizan Nueva Economía y Europa Press para instar a los empresarios a que se comprometan y den su opinión en un asunto que afecta a los «bolsillos» y al bienestar de los ciudadanos vascos. Por alusiones respondió el propio presidente de Confebask, Román Knörr, y, en efecto, su pronunciamiento hizo aflorar las discrepencias en el seno del empresariado.

Plan perjudicial

Así, Knörr recordó que esta patronal ya se pronunció «clara y rotundamente en octubre de 2002. Fue una respuesta al plan Ibarretxe «absolutamente crítica» y está «absolutamente vigente», por lo que «de momento no tenemos nada que añadir a lo que ya dijimos, y si algo hemos de matizar o decir próximamente lo decidirán nuestros organismos». Knörr reconoció que quizá en determinados ámbitos fuera del País Vasco «no se entienda nuestro silencio», aunque insistió en la rerencia de 2002.

Dicho esto, sostuvo, en defensa de la legalidad, que en el terreno económico y empresarial el País Vasco «está como está, a la cabeza de España en muchos parámetros, como los de renta per cápita e investigación y desarrollo, fundamentalmente por los empresarios y gracias al Estatuto de Autonomía y al Concierto Económico, entre otras razones».

A partir de eso quiso reivindicar el papel que desempeñan desde hace mucho los empresarios de esa Comunidad Autónoma. «A pesar de extorsiones, secuestros, asesinatos y chantajes, estamos donde estamos, y el empresario vasco sigue apostando por aquel país, aunque se muestra evidentemente preocupado».

Las declaraciones del presidente de Confebask fueron respuesta a los requerimientos de Patxi López, quien apuntó que los empresarios vascos deben ser «de los más preocupados» por el plan Ibarretxe. El dirigente de los socialistas vascos se lamentó de que hasta el momento sólo se habían dado «expresiones», en alusión a las críticas del Círculo de Empresarios Vascos. Sin embargo, comentó que «deberían insistir mucho más, porque la credibilidad de un empresario vasco diciendo que este plan perjudica notablemente la situación económica de Euskadi tendría unas consecuencias de movimiento social».

Bastó el recuerdo de Knörr a la declaración de 2002 para que poco después las patronales de Guipúzcoa y Vizcaya, Adegi y Cebek, respectivamente, salieran al paso para desmarcarse, en sendos comunicados redactados en términos idénticos.

Dos reacciones idénticas

El presidente de Adegi, José Martín Echeverría, afirmó que no conocía «ninguna reunión de Confebask en la que se haya tomado ningún acuerdo reciente en este sentido, por lo que las valoraciones que se atribuyen al presidente de Confebask no reflejan más que las declaraciones a título personal del señor Knörr y no comprometen a día de hoy ni a Confebask ni a Adegi, como organización empresarial asociada».

Por su parte, Cebek expresó su «sorpresa» por las declaraciones de Knörr y subrayó, asimismo, que no se ha celebrado últimamente ninguna reunión en Confebask en la que se haya tratado esta cuestión. Por ello, entiende la patronal vizcaína que «las declaraciones hechas por Román Knörr están realizadas a título personal y particular y no comprometen la posición oficial de Cebek ni la de Confebask».

La patronal vizcaína recordó, además, que los órganos de gobierno de Confebask «habían tomado la decisión de no adoptar ningún posicionamiento público al respecto». ¿Por qué? Porque en Cebek se reúnen empresarios «con sensibilidades diversas».

El silencio de Confebask era cada vez más difícil de justificar, cuando importantes industrias del País Vasco se han visto perjudicadas en sus carteras de pedidos e incluso cuando algunas empresas del resto de España que iban a invertir en esa Comunidad han decidido en última instancia desviar sus proyectos hacia regiones con perspectivas de futuro menos inciertas.

La presión nacionalista

Con todo, la presión nacionalista no parece ajena a esta falta de pronunciamientos de la patronal vasca. Tras las críticas de Confebask al plan Ibarretxe de octubre de 2002, Román Knörr fue objeto de un auténtico «linchamiento» inducido por el propio Xabier Arzalluz. El epíteto más suave que se le dirigió fue que no era un «buen vasco».

Desde esa fecha, el PNV ha logrado un mayor control sobre Confebask, sobre todo a través de las patronales de Vizcaya y Guipúzcoa, Cebek y Adegi, respectivamente. Esta última ha estado tradicionalmente dominada por el nacionalismo. Cuando el 8 de agosto de 2000 ETA asesinó al presidente de la patronal guipuzcoana, José María Korta, situado ideológicamente en el PNV, el entonces diputado general de Guipúzcoa, Román Sudupe, afirmó: «Han matado a uno de los nuestros».

La visión de Patxi López

Además de instar a los empresarios vascos a que se pronuncien sobre el plan Ibarretxe, López dijo que está de acuerdo con la oferta hecha por Rodríguez Zapatero a Batasuna en San Sebastián si cesan los atentados. Comentó que, si hay un escenario para la paz en el País Vasco, habrá que darle «una oportunidad».

El dirigente del PSE dijo que ve «ciertos argumentos» en la carta que Otegi envió a Zapatero el viernes, ya que ha colocado a Ibarretxe y su plan en el «extremo de la política vasca». En opinión de López, mientras Otegi habla de «acuerdo entre nacionalistas y no nacionalistas» y de «negociar con Euskadi», el lendakari sí pretende la independencia, sigue con su planteamiento de «en Madrid o a tortas» y mantiene «contra viento y marea su voluntad de imponer el acuerdo excluyente de nacionalistas radicales». No obstante, cree que se está abriendo una nueva etapa en el País Vasco y que, si se produce un escenario para la paz, habrá que darle «una oportunidad».

Patronales con diferentes sensibilidades

El empresariado vasco agrupado en la patronal Confebask que preside Román Knörr es un colectivo tan plural como la sociedad en la que vive, y tiene además características diferentes en cada uno de los tres Territorios Históricos de la Comunidad autónoma.

En la patronal de Vizcaya, Cebek, hay un complejo equilibrio que puede romperse a favor o en contra de los intereses del nacionalismo gobernante. Es el equilibrio entre los grandes empresarios y los pequeños. Por su parte, en Adegi la influencia del PNV es determinante, aunque este partido sufrió un duro revés al no conseguir el desmarque de la patronal guipuzcoana de la única valoración oficial de Confebask contra el plan Ibarretxe en octubre de 2002. Por aquellas fechas, el periódico «Deia», vinculado al PNV, llegó a anunciar una declaración apoyada por medio centenar de empresarios a favor del proyecto soberanista que, finalmente, nunco vio la luz.

La patronal alavesa, Sea, es la que con más unanimidad interna se posicionó en su momento contra la incertidumbre que ocasionaba la aventura independentista. Por ello fue objeto de críticas. Aunque los empresarios alaveses en su mayor parte no son nacionalistas, prefirieron ayer aguardar un pronunciamiento oficial y actualizado de Confebask para apoyarlo.

ABC, 20/1/2005