ETA y el nuevo tiempo político

CAYETANO GONZÁLEZ – LIBERTAD DIGITAL – 19/01/16

Cayetano González
Cayetano González

· En los últimos días ha habido dos importantes noticias referidas al mundo de ETA que debido a la actualidad informativa, dominada por las idas y venidas de Rajoy, Sánchez y compañía para formar Gobierno y por el lamentable espectáculo vivido en la constitución de las Cortes Generales el pasado miércoles, han pasado un tanto inadvertidas.

Me refiero, por un lado, al acuerdo alcanzado por antiguos miembros de la reconstruida Batasuna, ANV y PCTV, procesados por integración en banda armada, con la Fiscalía de la Audiencia Nacional y con la AVT y Dignidad y Justicia para ver rebajadas sus penas a un máximo de dos años de cárcel y evitar así la entrada en prisión. En segundo lugar, el llamamiento de un histórico dirigente de Batasuna, Rufino Etxeberria, al colectivo de presos de ETA para que modifiquen su estrategia de resistencia, asuman que son una «consecuencia del conflicto» y adopten una nueva «caracterización», porque, según explicó, «así lo exigen el cambio de estrategia y el nuevo tiempo político». Es en esta última frase de Rufino Etxeberria subrayando el cambio de estrategia y la existencia de un «nuevo tiempo político» donde reside el meollo de la cuestión.

ETA, su mundo, sus marcas políticas saben que tras las elecciones del 20-D se les abren unas posibilidades inéditas en España desde la transición política para avanzar en los objetivos por los que, a lo largo de los últimos 50 años, han asesinado a 857 personas. ETA sabe que, a más debilidad política e institucional en España, a más debilidad del proyecto de la Nación, mucho mejor para sus intereses. Y ETA quiere tener su protagonismo y no dejar de jugar sus bazas en este «nuevo tiempo político».

Por eso, la primera cosa que habría que subrayar, sobre todo para que tomen nota los voluntaristas e ingenuos de turno, que en esta cuestión los hay a montones, sobre todo en el mundillo político y mediático, es queno hay nada de arrepentimiento, nada de reconocimiento del daño causado, nada de pedir perdón a las víctimas, ni en los miembros de ETA que han llegado al acuerdo citado ni en lo que puedan hacer los presos de la banda ante los requerimientos de la dirección política de la misma, representada por individuos como Rufino Etxeberría.

Lo único que hay es una posición interesada y exclusivamente estratégica de ETA y de su mundo para no perder paso ante lo que se atisba en el panorama político en España: un proceso secesionista en Cataluña y la posible formación de un Gobierno de frente popular en Madrid, liderado por Pedro Sánchez, con el apoyo de Podemos, de IU, quizás del PNV y con la abstención de los independentistas catalanes de ERC y Democracia y Libertad, el nuevo nombre de la demolida Convergencia.

ETA vería de esa forma que el impulso que dio en enero de 2004 al proceso de ruptura de España en la famosa reunión de Perpiñán con ERC, tras fracasar su entente con el PNV, escenificada en Estella en 1998, está dando sus frutos. Durante estos doce últimos años, ETA pasó de la vanguardia a la retaguardia del proceso, pero nunca dejó de estar presente en el mismo, a pesar de que la acción sostenida y eficaz de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado acabó policialmente con ella. Un final policial que no fue acompañado de un final político porque Zapatero, cuando llegó al poder, en 2004, incluso antes, dio de nuevo alas y oxígeno a ETA con su nefasto proceso de negociación, que conllevó, entre otras cosas, la vuelta a la legalidad de las marcas políticas de la banda, y con ello su presencia en las instituciones vascas, navarras y del Estado.

Hay otro motivo que explica estos movimientos de los últimos días en el mundo de ETA: la proximidad de las autonómicas vascas, previstas para el mes de octubre. ETA quiere jugar muy fuerte en esas elecciones, y para ello presentará como candidato a lehendakari a Arnaldo Otegi, ese «hombre de paz», como le definió Zapatero en 2005, actualmente en la cárcel de Logroño, de la que está prevista que salga el próximo mes de marzo.

ETA sabe que los escaños que obtenga en el Parlamento vasco, unidos a los que consiga Podemos –la formación de Pablo Iglesias fue la más votada en el País Vasco, por delante del PNV, en las recientes elecciones generales- podrían conformar un potente ticket poselectoral con posibilidades de gobernar en Ajuria-Enea, que sólo se podría evitar si la suma de escaños que tengan PNV, PSE y PP es mayor. Como la tendencia de estos dos últimos partidos es claramente a la baja, todo dependería de la capacidad que tenga el PNV para aguantar la embestida de Podemos-Bildu. La preocupación por este escenario en el partido de Urkullu es más que evidente.

Ante este panorama, uno se pregunta, y no de forma ingenua, siZapatero será algún día consciente del daño que hizo a la democracia española, a la memoria de las víctimas del terrorismo y a su partido con su proceso de negociación política con ETA, del que, por cierto, el nuevo presidente del Congreso, Patxi López, fue un ferviente y entusiasta defensor.

Y uno se pregunta también si Rajoy es consciente del daño que ha hecho al continuar, más por omisión que por acción, esa hoja de ruta que le dejó su antecesor en La Moncloa, y que tuvo su plasmación en ese sorprendente encuentro, no explicado a la opinión pública, en la sede del Ministerio del Interior en enero de 2012, recién ganadas las elecciones el PP, entre el expresidente Zapatero y el ministro del Interior nombrado por Rajoy, Jorge Fernández Díaz.

Una última pregunta: ¿por qué el Gobierno de Rajoy, con mayoría absoluta, ha permitido que ETA haya seguido en las instituciones, sin aplicarle la Ley de Partidos que el Ejecutivo presidido por Aznar, del que formó parte el actual presidente en funciones, impulsó en su día?

CAYETANO GONZÁLEZ – LIBERTAD DIGITAL – 19/01/16