Hacia el frente nacionalista CiU-ERC

El Confidencial 11/12/12
JOAN TAPIA

Pere Navarro sorprendió ayer con su propuesta de un gobierno de concentración, para afrontar la crisis y negociar un nuevo pacto fiscal, presidido por CiU, aunque preferentemente no por Artur Mas. Es una iniciativa que quiere responder al recelo que genera en gran parte de la sociedad catalana (el empresariado, los no independentistas, los que creen desaconsejable romper puentes con Madrid…) la formación de un gobierno de CiU apoyado sólo por ERC. Se teme el peligro de un frentismo nacionalista (CiU y ERC) que gobernaría con el apoyo de 71 diputados (dos más que la mayoría absoluta). La mayoría de los empresarios son críticos ante esta perspectiva porque creen que no ayudará a salir de la crisis. El president de Foment, Joaquím Gay de Montellà, ha afirmado que Cataluña podría lograr ahora el pacto fiscal, dando a entender que CiU debería poner la consulta entre paréntesis. Y el president de la Cámara, Miquel Valls, ha alertado contra la subida de impuestos que plantea ERC.

Pero es muy poco probable que la iniciativa de Pere Navarro, que lidera el segundo partido catalán en votos, pero no en diputados (ERC tiene 21 y el PSC 20), prospere. La razón fundamental es que Mas apuesta por la alianza con ERC para avanzar en la prometida consulta y que nadie en CiU (ni siquiera Duran Lleida) aboga hoy seriamente por otra fórmula. Parece, pues, que en los próximos días se anunciará algo similar a un pacto de legislatura entre CiU y ERC. El partido de Oriol Jonqueras no entrará en el Govern, pero se comprometerá a apoyarlo parlamentariamente si se cumplen una serie de condiciones.

La primera, el compromiso de efectuar la consulta. ERC querría fijar una fecha, pero CiU no desea quedar prisionera de un compromiso que podría evidenciar que está dispuesta a saltarse la legalidad (española, catalana o de alguna instancia internacional). Aquí, el pacto no es imposible.

En política económica el acuerdo será más difícil. Artur Mas y Mas Colell (conseller de Economía) saben que la política de ajuste presupuestario es inevitable y ya han puesto sobre la mesa la necesidad de un recorte suplementario de 4.000 millones. ERC quiere gestos que señalen cambios respecto a la pasada legislatura y aboga por eliminar el euro por receta y reinstaurar el impuesto de sucesiones, tal como lo dejó el tripartito (que lo redujo respecto a la situación anterior). Aquí hay dificultades de principio y, más preocupante, surgirán luego muchos incidentes de recorrido.

El pacto de legislatura entre las dos fuerzas nacionalistas será una realidad en breves días y se basará en el compromiso de hacer la consulta, pero luego surgirán muchas dificultades de recorrido en la vida de un ejecutivo en el que ERC no quiere entrar, pero sí quiere visualizar que condiciona decisivamenteSorprende, por ejemplo, que el líder de ERC, Oriol Jonqueras, ya haya criticado -las ha calificado de deslealtad- las últimas privatizaciones del Govern, cuando sabe que son necesarias para cumplir el objetivo de déficit del 1,5% del PIB, asumido al solicitar la ayuda (los críticos dicen el rescate) del Fondo de Liquidez Autonómica.

También habrá que fijarse en la entrada en el Govern -o en la no entrada- de “técnicos independientes” sugeridos por ERC. La impresión es que Jonqueras no quiere entrar en el Gobierno -sabe que fue la ruina de Carod y Puigcercós en un partido maximalista que prioriza la protesta-, pero sí quiere visualizar que lo condiciona. CiU tendrá que plantearse seriamente si es posible que ERC marque la política (e incluso “sugiera” independientes) sin “ensuciarse las manos” en la gestión diaria.

Lo más probable es que en breves días se firme -no sin problemas y sin incidentes- un pacto de legislatura CiU-ERC y que el nuevo Gobierno empiece a funcionar a primeros de año. Luego, vendrán los problemas. El primero, los presupuestos que tendrán que ser restrictivos, que serán criticados fuertemente por ICV y las CUP, y que deberán contentar al Fondo de Liquidez Autonómica. La cuadratura del círculo.

Muchos observadores creen que este Govern no agotará la legislatura. Entonces, Artur Mas y CiU tendrán que plantearse si vuelven a disolver el Parlamento anticipadamente y convocan unas nuevas elecciones plebiscitarias -que les pueden salir bien o mal- o si corrigen el independentismo y otro dirigente de CDC alcanza un pacto con el PSC (abierto a otras formaciones) que se centre en la lucha contra la crisis y en negociar la mejora de la financiación.
Sea cual sea el desenlace, la política catalana de los próximos tiempos será convulsa. Y la conflictividad puede subir si en el PP se imponen las tesis de los que no quieren asumir la realidad catalana (tipo Wert) frente a las de los que (Alicia Sánchez Camacho) quieren que el PPC influya más en Cataluña. Por el momento, la actitud de Wert, pretendiendo enmendar en este preciso momento algo que ni el Aznar de la mayoría absoluta cuestionó, ha provocado un frente catalán de defensa de la normalización lingüística que no perjudica a los que sostienen que cualquier acuerdo con España es ya imposible.