Hacia la anomalía española total

HERMANN TERTSCH, ABC – 12/06/15

Hermann Tertsch
Hermann Tertsch

· Quieren destruir el sistema de la democracia representiva y la sociedad de libre mercado. Porque lo creen malo.

España se convertirá mañana el único país europeo cuyas dos o quizá tres principales ciudades, capital incluida, son gobernadas por extremistas de izquierda, enemigos del orden democrático y del Estado de Derecho. Busquen ustedes los paliativos que más les apetezcan o consuelen. Díganse que quizás en el poder se aburguesen y corrompan y acaben como los políticos que los precedieron en los ayuntamientos: unos mejores, otros peores, más o menos inteligentes y diligentes, unos honrados, otros no.

Puede ser que se revelen como honrados trabajadores respetuosos con las leyes y los derechos de todos los ciudadanos de sus grandes urbes. Sean optimistas y hagan un esfuerzo por creer que la terca realidad los amansará en sus odios ideológicos, en sus fobias estéticas y sus furias doctrinales. Puede ser. Pero no es probable. Lo lógico, pese a tanto autoengaño en España, es que las cosas sean lo que parecen.

Lo lógico por tanto es que las listas extremistas que llegan al poder organizadas desde el partido Podemos, con sus integrantes radicales, muchos de ellos profesionales de la agitación contra nuestro sistema de libertades, hagan e intenten hacer lo que han anunciado y promulgado, movidos por las ideas que han defendido y promovido. Salvo algunos «tontos útiles», que los hay, son gente que trabaja para destruir el sistema de la democracia representativa y la sociedad de libre mercado o capitalismo. Porque lo creen malo.

Y lo hacen desde la idea revanchista contra la Reconciliación Nacional, la Transición y la actual Constitución de 1978 que es dominante en la izquierda en España. Es resultado del mensaje del presidente Rodríguez Zapatero y se basa en que «la unidad popular», es decir ellos, tienen la oportunidad y el deber de vengar la derrota militar de 1939 y la represión de la dictadura. Y lo van a hacer ahora que ya dominan las grandes ciudades, la vanguardia siempre en los movimientos políticos. Vuelve a haber vencedores y vencidos, y ellos son ahora inequívocamente los primeros.

Con el asalto al poder local de mañana, están convencidos de que en otoño repetirán esta victoria a las elecciones generales y que, como ahora, el partido socialista se plegará definitivamente a la estrategia rupturista que no pudieron imponer en 1977. «El miedo ha cambiado de bando», repiten sin cesar, en la falaz pretensión de que nadie quisiera jamás imponerles miedo a ellos desde que este país conquistó en 1978 las libertades jamás habidas en España. El caudillo de Podemos lanzó muy claro su mensaje el día de las elecciones en las fotografías publicadas. Era la bandera tricolor con la que se vistió para jugar al fútbol en la jornada de reflexión.

No el símbolo de una forma de Estado. Sino la bandera del Frente Popular, del bando perdedor en la Guerra Civil, que retorna a devolver el golpe. Que en la actual España estos bandos no existan ya da igual, porque han logrado generarlos en el imaginario de esa nueva izquierda movilizada por la dureza de la crisis, el resentimiento y la inanidad de los gobernantes demócratas.

España se convierte ya así en una inmensa anomalía en Europa. Lo éramos por tolerar y fomentar a grupos y partidos separatistas, lo hemos sido por la impunidad en la violación de la Constitucion y las leyes y los discursos anacrónicos y tercermundistas de venganzas leninistas. Desde mañana lo seremos además porque Madrid y Barcelona (dos ciudades de 3,1 y 1.8 millones de habitantes, respectivamente) quedan en manos de ideologías totalitarias que han causado decenas de millones de muertos en el siglo XX. En Europa habían sido condenadas al basurero de la historia. Nosotros les hemos dado ya control sobre nuestras vidas. Y quieren más.

HERMANN TERTSCH, ABC – 12/06/15