La nueva vida de Bolinaga

LA RAZÓN, 26/10/12

Mondragón recibe al etarra con gritos de aliento a los «gudaris». Horas después de recibir el alta médica, paseó y se fue de cañas con sus amigos

Mondragón- Pocas veces un ramo de flores ha parecido tan fuera de lugar como el que le fue entregado al etarra  Iosu Uribetxebarria Bolinaga a su llegada a Mondragón. Quienes se lo dieron le consideran un «gudari» (soldado vasco) y le gritaron: «Jo ta ke, irabazi arte» (Dale hasta conseguirlo), consigna con la que los proetarras alientan a los «gudaris» a seguir matando hasta lograr la independencia, algo, esto sí, muy apropiado para quien ha sido condenado por un secuestro y tres asesinatos.

Apenas unas horas después de haber sido dado de alta, el carcelero de Ortega Lara ya paseaba tranquilamente por las calles de su localidad natal, acompañado por sua amigos. No le faltó tiempo tampoco para irse de cañas. El 43 por ciento de los ciudadanos que votaron en las últimas elecciones municipales le apoya. En la fachada del Ayuntamiento, gobernado por Bildu, hay uno de los carteles que pide la vuelta a casa de los presos de ETA que proliferan por las calles del municipio. «Euskal Presoak eta Ihestlaria Etxera». Y también el número de uno de los procesos judiciales contra el aparato político de ETA. Analizando la sucesión de siglas de los gobiernos municipales se podrían encontrar argumentos jurídicos para certificar la continuidad del entramado etarra. Antes del Gobierno de Bildu hubo uno de ANV, otro de EH y tres de HB, con paréntesis del PNV.

Pero en las calles de Mondragón hay también mucho odio contenido contra quienes utilizan su mayoría en el Ayuntamiento para defender a ETA. La quemadura de un cigarro sobre los apellidos Uribetxebarria Bolinaga en el portal número 1 de la calle Arrasate es, probablemente, fruto de ese rechazo. Hay que tener en cuenta que en el Ayuntamiento de Mondragón hay no sólo once concejales de Bildu, sino también cuatro del PSE y uno del PP y que en 2008 ETA asesinó al ex concejal socialista Isaías Carrasco, en un barrio mucho más modesto que el que cobija en estos momentos a Bolinaga. Iosu Uribetxebarria no pertenece a un entorno obrero, sino que es el hijo de una familia de ideología carlista y apellidos vascos, según aseguraron ayer a este diario unos amigos de Lucio Uribetxebarria, su padre.

En el pueblo hay mucho inmigrante que trabaja en las fábricas de Mondragón Corporación Corporativa, el mayor grupo industrial vasco. Y esos inmigrantes y sus hijos vieron cómo la entonces alcaldesa de ANV, Inocencia Calpasoro, no quiso condenar el asesinato del ex concejal socialista y, un año después, en 2009, era procesada por el juez Baltasar Garzón por pertenencia a ETA.

Cerca del portal en el que ahora vive Bolinaga, este periódico pudo hablar con tres de esas personas que no tienen la simpatía por ETA que caracteriza a la mayoría de los vecinos del municipio. Son muchas para un pueblo en el que Bildu impone su ley. Era fácil distinguirlas de la mayoría que expresaba su entusiasmo por la llegada de Bolinaga. No decían que mejor que se hubiera quedado en el hospital o en la cárcel, pero utilizaban el lenguaje común de los que en el País Vasco se preocupan de no hablar demasiado. «No me meto en esas cosas», «la política no me va»…

Una mujer que limpiaba el portal número 1 de la Avenida de Arrasate, en cuyo primer piso descansaba tranquilamente Bolinaga, nos dijo, nerviosa: «Yo no entiendo nada, no te puedo decir nada». Eso significa que no está de acuerdo con que un preso de ETA tenga derecho a estar tranquilamente en su casa, pero no se atreve a decirlo. Si opinara lo contrario, lo diría sin miedo. Quienes hablan claro son los que consideran que «menos mal que ha venido» y quienes dijeron ayer que «un poco más tarde y le mandan en ataúd a casa». Ésos no tienen miedo de decirlo, porque están apoyando a los que, de momento y mientras no se disuelvan, siguen teniendo las armas.

De paseo y de bares por Mondragón

No por menos esperada, la instantánea del etarra Iosu Uribetxeberria Bolinaga paseando tranquilamente por Mondragón indignó menos. Y no sólo a las víctimas del terrorismo. Horas después de ser recibido como un héroe, Bolinaga acudió al ayuntamiento acompañado de uno de sus hermanos para saludar a unos amigos, e incluso se le pudo ver entrando a un conocido bar de su localidad natal.

LA RAZÓN, 26/10/12