La represión del odio

ABC – 01/08/15 – HERMANN TERTSCH

Hermann Tertsch
Hermann Tertsch

· Los terroristas parecen haber seguido la peligrosa lógica del ojo por ojo que solo puede conducir a nuevas tragedias.

Los terroristas que han asesinado al bebé palestino Alí Saad Dawasheb en su casa en Duma, un pequeño poblado en Cisjordania, son con casi total seguridad judíos, todo indica que residentes en alguno de los asentamientos cercanos. Los asesinos no pretendían dinamitar ninguna paz ni tenían grandes ambiciones de efectos políticos de su nauseabundo crimen.

Y, sin embargo, ayer se disparaba la tensión y este crimen puede ser el detonante de una seria crisis a pesar de la rápida reacción de condena oficial del Gobierno israelí. Y de que el primer ministro Benjamin Netanyahu calificara de cruel «acto de terrorismo» el atentado. Los responsables de este asesinato han de ser identificados y detenidos con prontitud. El Estado de Derecho de Israel, el único existente en la región, vuelve a estar ante un serio reto.

Lo cierto es que los terroristas asumían la muerte de toda la familia cuando incendiaron la casa. Los padres del niño y su hermano han sobrevivido, aunque heridos de gravedad. Los motivos son los de ese terrorismo no armado que se atribuye a colonos judíos en Cisjordania: responder a todas y cada una de las agresiones que sufren. Es una peligrosa actitud del ojo por ojo, en venganza inmediata y particular que por lógica ha de llevar a tragedias.

Arrancar olivos palestinos, destruir aperos de labranza, vandalismo contra tumbas o mezquitas son algunas de esas represalias por ataques con piedras o sabotajes y daños producidos por palestinos. La represión del odio y sus efectos cotidianos en ambos lados es una absoluta necesidad, al margen de la búsqueda de formas de superar el origen de dicho odio. Israel ha de castigar este crimen con urgencia. Y reprimir todo terrorismo de cualquier intensidad.

Pero, aun así, la muerte del niño solo vuelve a poner en evidencia que la situación en los territorios no puede ser estable. Y que, por muy asumible que algunos la consideren, tiene un precio alto aún por ver.