La «Terreur»

ABC 24/04/15
DAVID GISTAU

· Montoro ha logrado arrebatar a Podemos incluso su fantasía más audaz

LA constitución del señor Montoro en Comité de Salud Pública unicelular acarrea ciertas consecuencias políticas entre las cuales figura el vaciamiento argumental de Podemos. Después de h aber usado la disuasión fiscal para amedrentar a colectivos sociales enteros, el Danton de San Jerónimo parece haber desviado hacia la apetencia popular de escarmientos los ajustes de cuentas del PP con los que ya empezó a dirimirse la sucesión al marianismo abocado al colapso. Se trata de una «interna», como llaman en Argentina a las rebatiñas peronistas, en la que ya ha llegado a insinuarse la utilización ilegal de los servicios secretos por parte de una de las banderías contra otra. Sea o no verdad, el zafarrancho conspirativo no evoca precisamente unas siglas regidas por un liderazgo hegemónico, sino unas en cuyo seno ya se desató la competición darwinista por los pastos del porvenir.

La precipitación con la que el Gobierno y su partido han decidido acelerar su combustión es una jugarreta de muy mal gusto que en gran parte anula las promesas vengativas que sustentan a Podemos. El partido redentor se pretendía un cauce catártico. Teníamos a Pablo Iglesias diciendo tic-tac en la inminencia de una bajada de la sierra con la que el pueblo iba a cobrarse venganza de los desmanes de la casta. Pero empieza a antojarse imposible un castigo más duro que éste que la casta se aplica a sí misma sin ahorrarse siquiera escenografías punitivas inspiradas en los lanzamientos de hortalizas sobre los condenados a la guillotina transportados en carreta. A este paso, a poco que unos cuantos más de los próceres del inmediato pasado sean pasados por la quilla por Montoro, nos declararemos desahogados y ahítos de sangre aristocrática y entonces, al no necesitar más agentes del escarmiento, estaremos lo bastante apaciguados como para desviar la mirada hacia actores alternativos pero integrados, de deliciosa bondad socialdemócrata y afanes pedagógicos escandinavos, como Ciudadanos.

Montoro ha logrado arrebatar a Podemos incluso su fantasía más audaz, la que entroncaba con las sacas y las milicias: la profanación del barrio patricio paradigmático en Madrid, de cuyos portales ya empezaron a salir burgueses hacia el furgón celular con sus derechos no del todo garantizados. ¿Qué más se le puede ocurrir a Monedero, que se infiltró en el barrio de Salamanca seduciendo a Lomana, quién sabe si para evangelizar a los ricos o si para seleccionar objetivos? Periodistas citados para humillar en los informativos al cautivo, operaciones ejecutadas por una policía particular, calles cortadas como si fuera a producirse un tiroteo, insultos, escraches, enormes regodeos ante la caída de los antaño poderosos… Ni liquidación del PP, ni revancha social. A Podemos nada le queda por hacer. El sistema se está suicidando como si su siguiente generación ansiara un páramo, con los antepasados ajusticiados, sobre el cual refundarse. En ese trance, Montoro es la «Terreur» higiénica.