La triple C

Quien piense que el lehendakari podría reconsiderar su plan, seguramente se equivocará. Si Zapatero sigue con la política de firmeza contra el entorno de ETA, cabe pensar que Batasuna, con cualquier otro nombre, no podrá concurrir a las elecciones autonómicas. Un electorado al que el PNV aspira y, por eso, no se apeará de sus aspiraciones más radicales.

Eso es lo que le espera a Ibarretxe cuando dialogue con Zapatero para volver a poner su ‘hoja de ruta’ sobre el sofá de La Moncloa: Constitución, Consenso y Ciudadanía. No lo pudo decir más claro Fernández de la Vega mientras el presidente en funciones se haya inmerso en la remodelación de su nuevo gabinete. El lehendakari tiene tanta prisa que quiere conocer, cuanto antes, las intenciones de Zapatero con su plan. Que no es otro que la consulta. A pesar de lo publicado. A pesar de los rumores.

No estaba previsto que el presidente en funciones complementara las declaraciones de su portavoz pero tuvo que hacerlo para despejar dudas. No tiene intención de ofrecer un Estatuto con más autogobierno al lehendakari. Es lógico. Entre otras cosas porque el primero que no aceptaría estatutos nuevos sería el propio Ibarretxe. Él ya tiene uno. Así lo dijo ante el Parlamento vasco, el pasado mes de octubre: «El Estatuto está depositado en esta Cámara, pertenece a esta Cámara, que lo aprobó por mayoría absoluta y es patrimonio de la sociedad vasca. Mi intención no es, por tanto, presentarlo de nuevo eso sería, simplemente, devaluarlo políticamente».

Aclarado, pues, este enredo intencionado, queda la consulta. Y volverán a hablar los dos. Y Zapatero le volverá a decir que «vivimos juntos y decidimos juntos» y el lehendakari le pondrá la proa advirtiéndole que, primero, «tenemos que poder decidir vivir juntos». Visto así el diálogo, parece, en efecto, una condena al bloqueo permanente. Se puede llegar a acuerdos en materia presupuestaria, en la renovación del Cupo y en infraestructura, pero aprobar la celebración de una consulta, resulta impensable. Pondría en evidencia la colisión de ámbitos de soberanía y contravendría la Constitución.

Quien piense que el lehendakari podría reconsiderar su plan, seguramente se equivocará. Si Zapatero sigue con la política de firmeza, tan reclamada por el PP, contra el entorno de ETA, cabe pensar que Batasuna, con cualquier otro nombre, no podrá concurrir a las elecciones autonómicas. Un electorado al que el PNV aspira y, por eso, no se apeará de sus aspiraciones más radicales.

La intención, ayer, de aprobar una reforma parcial del reglamento del Parlamento, a modo preventivo, para que, si llega la petición de la Justicia de disolver el grupo de las ‘Nekanes’ sea el pleno quien lo decida, es muy reveladora. El portavoz socialista lo definió como un «acto de rebeldía basado en criterios claramente antidemocráticos». ¿De qué otro modo se puede calificar una iniciativa pensada para que los parlamentarios puedan votar si cumplen, o no, con las resoluciones judiciales? En efecto, las sentencias judiciales no se votan; se cumplen. Pero la mitad del Parlamento vasco no está por la labor.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 15/3/2007