La victoria de los castro

RAMÓN PÉREZ-MAURA, ABC – 12/05/15

· En presencia de Pastrana y García Márquez, Fidel entonó el himno de la Compañía de Jesús de la primera estrofa a la última.

Grandes tiempos para la tiranía. Decía Camilo José Cela que el que resiste gana. Y el duopolio Castro Ruz es la prueba perfecta. Después de sobrevivir a diez presidentes de los Estados Unidos, llegó el undécimo y confesó la derrota norteamericana. Y, lo que es peor, la del resto del Occidente libre. Y en esas estamos, con Raúl Castro en su momento de mayor ebullición que ha puesto a su régimen en una situación que no conocía desde la década de 1960 cuando las glorias de la revolución eran cantadas desde Saint-Germain-des-Prés por la flor y nata de la intelectualidad «comprometida»: Marguerite Duras, François Maspero, Jorge Semprún, Bernard Kouchner o Claude Julie.

Aquellos días en que Agnès Varda filmó «Salut les Cubains», la joya de la propaganda comunista cubana en la que comparaba a Fidel Castro con Gary Cooper y glorificaba a los jóvenes voluntarios que iban a cortar caña de azúcar. O esos días en que Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir visitaban la isla para glorificar el régimen criminal.

De aquellos polvos, estos lodos –y esto no es una metáfora–. Cuba recibía ayer como un héroe al primer presidente francés que la visita desde la revolución de 1959. Hijo de aquella izquierda de Saint-Germain-des-Prés, hasta hace poco a él y los suyos les daba vergüenza dejarse ver con este régimen criminal. Pero Obama abrió la puerta y ahora la visita sale gratis.

¿Es Cuba más libre hoy que hace cincuenta y cinco años? Ya casi ni los seguidores de Pablo Iglesias se atreven a sostener esa tesis. Pero quien sí es más libre que antes es el hermano Castro que hogaño gobierna la isla. Que haya sido uno de los pocos jefes de Estado –casualmente, casi todos dictadores– que acudieron el sábado al Kremlin no implica mayor novedad porque el camino de Moscú ya lo tenía muy trillado Raúl. Lo novedoso es el recibimiento con los brazos abiertos por el Santo Padre. ¿Se sentirá Francisco cómodo con la declaración de Raúl Castro? «Si el Papa sigue así, volveré a rezar». Eso hubiera sido más creíble con Fidel. En enero de 1999 almorzaba en La Habana con el presidente colombiano Andrés Pastrana, que estaba en visita de Estado. Ambos rodeados por sus ministros y acompañados por Gabriel García Márquez. En un momento de la conversación mencionó que él había estudiado en los Jesuitas, y los colombianos no le creyeron, así que Fidel Castro entonó el himno de la Compañía de Jesús de la primera estrofa a la última.

Pocos actos de fe mayores puede haber que creer la palabra de un Castro. Y creer a Raúl en materia de fe es todavía más difícil. Claro que podría haber una razón para que el Santo Padre sí le crea: que el motivo de su visita a la Santa Sede haya sido confesar sus muchísimos pecados. Y si eso fuera así, yo entendería la mano tendida del Papa Francisco. Veamos ahora si le da la Sagrada Comunión en La Habana al pecador arrepentido.

RAMÓN PÉREZ-MAURA, ABC – 12/05/15