La violación ideológica yihadista

EL MUNDO 10/05/15

· Boko Haram quiere ‘transmitir’ su idea del islam a la siguiente generación mediante el embarazo

La cifra dejaba pocas dudas: de 534 adolescentes liberadas la pasada semana de las garras del sangriento grupo yihadista Boko Haram, llegaron embarazadas al campo de Yola al menos 214. Los interrogatorios a los milicianos capturados en la ofensiva contra el grupo terrorista van revelando cómo funcionaba ese engranaje reproductivo y criminal, reflejado en la experiencia de las niñas.

Las violaciones masivas de Boko Haram no tenían sólo un objetivo sexual, sino ideológico, demográfico y también militar. «Los líderes de este grupo han instruido a sus hombres sobre la necesidad de violar a estas chicas. Les han dicho que si transmiten sus genes a estas adolescentes los niños ya nacerán con su ideología aunque la madre sea cristiana», asegura una fuente del ejército de Nigeria que participa en esos interrogatorios. Asabe Aliyu, una mujer de 23 años liberada del bosque de Sambissa (donde esta secta posee sus campamentos) reveló que los yihadistas la trataron sólo como «una máquina sexual». «Se turnaban para acostarse conmigo. Ahora estoy embarazada y no sabría identificar al padre». Actualmente Boko Haram sigue teniendo en su poder a más de 1.000 mujeres y niñas. De las adolescentes de Chibok, nada se sabe.

Kashim Shettima, el gobernador del estado de Borno, uno de los bastiones de Boko Haram, asegura que esta táctica buscaba «que no tuvieran remordimientos al violar a las niñas. Han sido adoctrinados para violar al mayor número de mujeres como una táctica legítima para acabar con sus enemigos».

El objetivo de la violación ideológica, a pesar de lo improbable de su éxito, se complementaba con la expansión demográfica de «auténticos musulmanes» con los hijos de las violadas y con la creación de una futura tropa de élite militar de «elegidos» con todos estos hijos de muyahidines nigerianos.

Laurent Duvillier, responsable de los programas que Unicef posee en la zona, asegura que «estas mujeres secuestradas sufren, en muchos casos, síndrome de Estocolmo». Muchas de ellas han sido instruidas en el manejo de armas y obligadas a combatir al ejército. Por eso recibieron a sus liberadores a tiros. «Ahora también utilizan a niños como combatientes y a niñas como kamikaces en mercados y estaciones de autobuses», dice Divillier. «Hay más de 800.000 menores víctimas de la violencia de este grupo, entre secuestrados, huérfanos, refugiados…».

La estrategia de secuestros de mujeres y niños de Boko Haram comenzó hace años, cuando sus propias mujeres fueron detenidas por las autoridades para ser interrogadas: «Si nos robais a nuestras esposas tendremos que capturar a otras», era la justificación de Abubakar Shekau, el líder de este grupo ligado al autoproclamado Estado Islámico.

En el campo militar, el califato que Boko Haram pretende consolidar en el norte de Nigeria se reduce cada vez más gracias a la ofensiva conjunta desplegada por el gobierno de Abuya, además de las tropas de Chad, Camerún y Níger. Actualmente sólo dominan el bosque de Sambissa (del tamaño de Andalucía), donde siguen teniendo bases activas.

«Boko Haram ya no es sólo un problema local, sino una gran crisis regional que está provocando un éxodo masivo de refugiados a varios países fronterizos», afirma Duvillier. «Estos milicianos atacan de noche a los civiles y siguen las caravanas de refugiados durante varios días, como si fuera una cacería. Por eso cuando llegan a los campos, los civiles ya no tienen nada. Lo han perdido todo por el camino».