Los partidos buscan un «culpable» ante el fracaso para investir presidente

ABC 25/04/16

· El Rey abre hoy su tercera ronda de consultas y constatará la falta de acuerdo

El Rey abre este lunes su tercera ronda de consultas después de las elecciones generales del 20 de diciembre, y cuando termine, el martes a media tarde, habrá constatado que los partidos han sido incapaces de llegar a un acuerdo para investir a un presidente del Gobierno. Habrán pasado 128 días desde el 20-D, sin que siquiera se hayan sentado a negociar el partido ganador, el PP, y el principal partido de la oposición, el PSOE, por el veto de este a los populares.

El plazo constitucional para que se disuelvan las Cortes y se convoquen nuevas elecciones acaba el 2 de mayo. Pero salvo sorpresas de última hora, este martes quedará todo visto para la sentencia de las urnas, el 26 de junio. El acuerdo in extremis es muy improbable, pero nadie se atreve a descartarlo al cien por cien, ante la presión de una convocatoria electoral.

Invitación por Twitter
Mariano Rajoy anunció la semana pasada que dirá al Rey que no tiene los votos necesarios para ser investido presidente porque Pedro Sánchez «no quiere» hablar con él ni llegar a un acuerdo, como el que existe en toda Europa. Rajoy hizo un último intento el jueves, cuando invitó a Sánchez a través de Twitter a un diálogo que nunca se ha llegado a producir. La respuesta del secretario general del PSOE fue automática: otro «no» rotundo.

En La Moncloa consideran que la repetición de elecciones tiene un culpable directo: Pedro Sánchez. Y otro culpable «cómplice»: Ciudadanos. «En estos cuatro meses nos hemos retratado todos, los ciudadanos han visto lo que hemos hecho y con quién hemos querido pactar unos y otros, y a partir de ahí pasarán factura en las urnas», señalan fuentes consultadas.

Apuntar al «culpable» del fracaso político que llevará a estas elecciones será uno de los ejes de la campaña de todos los partidos. Si el PP responsabiliza al PSOE y a Ciudadanos, el PSOE señala a Podemos, mientras que el partido de Pablo Iglesias culpa a los socialistas, y la formación de Albert Rivera a Mariano Rajoy. El fin de semana ha dejado claro que todos están ya en precampaña electoral.

Los populares, y el equipo más cercano de Rajoy en concreto, saben que una pequeña variación en los votos del 26 de junio puede cambiarlo todo y favorecer la formación de Gobierno. El PP estaba manteniendo una pequeña tendencia al alza en las últimas semanas, antes de la dimisión de Soria y del escándalo de Granada, que le sitúa por encima del 29 por ciento de votos y algo más cerca de los 130 escaños. Si se une al pequeño crecimiento que, según las encuestas, está teniendo también Ciudadanos, esos resultados pueden abrir la puerta a un pacto entre estos dos partidos tras las elecciones. Ambos sumaron 163 escaños el 20-D. Con una decena de diputados más entre ambos, el acuerdo estaría hecho y haría imposible el bloqueo por parte del PSOE, sostienen en La Moncloa.

La estrategia acertada
Rajoy está convencido de que su estrategia ha dado resultado. Fue el primero en abrir una ronda de consultas tras las elecciones, y se encontró con un muro en el PSOE. El 22 de enero declinó la propuesta del Rey para ser candidato por falta de apoyos. Y desde entonces dejó que Sánchez se cociera en su propio fracaso al negociar con Ciudadanos y con Podemos. Con el primero, la formación de Gobierno era imposible por falta de votos, y la incompatibilidad entre los de Albert Rivera y los de Pablo Iglesias hizo el resto. Rajoy dejó hacer y en la segunda ronda de consultas, el 2 de febrero, insistió en su falta de apoyos. El Rey ya no le propuso candidato, sino que apuntó a Pedro Sánchez.

Tras la investidura fallida de Sánchez en el Congreso, el 4 de marzo, con una derrota histórica, Rajoy anunció que volvería a intentarlo con el secretario general del PSOE y le llamaría por teléfono. Pero Sánchez fue contumaz en el «no», e incluso se mofó de la insistencia del presidente del PP. «Voy a colgar, no sea que me llame ahora», decía Sánchez en broma ante una llamada que no llegaba, y que él atendería con otro rechazo.

Al final la llamada se quedó en un mensaje en Twitter, justo cuando acababa de decir en un acto público que hay que ir más allá de los 140 caracteres, porque no son suficientes. Pero Rajoy quiso rebajar su invitación a ese nivel tras el veto que le estaba imponiendo Sánchez. Dos días después, en la ceremonia de entrega del premio Cervantes, casi ni se miraron y el frío saludo solo se produjo cuando resultó inevitable.

El veto del PSOE al partido ganador ha marcado estos meses hacia unas nuevas elecciones y ha llevado a los socialistas a un callejón cuya única salida sería un acuerdo con Podemos. Si finalmente se repiten las elecciones, los socialistas podrían enfrentarse a una coalición Podemos-IU que les superara como primera fuerza de la izquierda. Un acuerdo con esta izquierda radical, como segunda fuerza, sería «el final del PSOE», según creen fuentes parlamentarias.