Nada más que un empujoncito

VICTORIA PREGO – EL MUNDO – 16/09/15

· Miquel Roca ha vuelto, pero sólo un poco. Esa es la conclusión que se puede extraer de su aparición en un acto electoral del candidato de Unió, Ramon Espadaler, en la que tuvo buen cuidado de explicar que estaba ahí por su amistad con el candidato y por su vinculación familiar con esta formación, que su padre contribuyó a fundar allá por el año 1931. Y por nada más. Pero no debemos engañarnos.

Miquel Roca, que tiene un próspero despacho de abogados, no está dispuesto a poner en riesgo su boyante empresa para meterse ahora de hoz y coz en una batalla política de la que podría salir, otra vez, trasquilado. No se le habrá olvidado al abogado su traumática experiencia de 1986, cuando el Partido Reformista Democrático que él lideró, con el respaldo explícito de Jordi Pujol, cosechó un espectacular fracaso en las elecciones generales.

Y, sin embargo, los planteamientos y la vocación de aquel partido de tan corta vida hubieran constituido una aportación muy valiosa en aquella España que estaba ya dejándose abrazar por los brazos férreos de un bipartidismo que no quiso dejar el menor espacio entre las dos grandes formaciones del momento: el PSOE y Alianza Popular, antecesora del Partido Popular. Hubiera sido un acierto que los españoles hubieran hecho sitio en el centro del espectro político a un partido como aquél. Pero no pudo ser.

Esa historia puede volver a repetirse, ahora en el ámbito catalán, con esta Unió Democràtica que sale en solitario a la batalla después de haber vivido durante décadas a la sombra y protección de su socio de coalición, la ahora destrozada Convergència.

El papel que pretende jugar Unió en el muy agrietado panorama político catalán tiene mucho que ver con el que quiso cumplir aquel Partido Reformista. Tiene el mismo deseo de búsqueda de un centro entre dos polos que se rechazan sin posibilidad de acercamiento, el mismo espíritu de búsqueda de un espacio de acuerdo… y las mismas posibilidades de salir de la contienda electoral con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha. En condiciones normales de sensatez del electorado, de no polarización brutal y de ausencia de la necesidad de optar por una opción o por su contraria, Unió debería ser el partido que obtuviera el apoyo masivo de los votantes moderados de la antigua CiU, de esa clase media que prefiere convivir en paz y alcanzar acuerdos antes que secundar desafíos e incumplimientos de las leyes, que es exactamente lo que hoy les ofrece Artur Mas.

Eso es lo que dicta la lógica pero no es lo que dicen los sondeos, lo cual sólo puede significar que, o la moderación catalanista se ha disuelto completamente en los últimos cuatro años, o los electores están ocultando su voto a conciencia.

Por todo eso se explica que Roca se haya conformado con darle un empujoncito y nada más al candidato del partido que fundó su padre. Si se hubiera decidido a dar por segunda vez un paso adelante y hubiera encabezado la opción democristiana, igual las cosas serían distintas y mejores para ese partido. Pero un segundo batacazo habría sido demasiado para el propietario de uno de los más importantes bufetes de España. Y se comprende.

VICTORIA PREGO – EL MUNDO – 16/09/15