Órdago a la grande

EL MUNDO 24/12/14
VICTORIA PREGO

Esperanza Aguirre está bailando en el filo de un sable pero es muy consciente de que cuenta con la fuerza y la habilidad para hacer esa demostración sin partirse la crisma. Y eso es lo que hizo ayer: contar no sólo que está dispuesta a entrar en la batalla electoral por la Alcaldía de Madrid sino, sobre todo, contar que ya se lo ha dicho a Mariano Rajoy varias veces.

Ese es el filo del sable porque el presidente del PP nunca ha aceptado que se le someta a presión, y tiende a no tomar decisiones en la dirección de la presión recibida. Pero resulta que Aguirre sabe bien que el Ayuntamiento de Madrid es una pieza clave para intentar ganar las próximas elecciones y que si el PP pierde Madrid, puede perder la Comunidad y, en ese caso, acudirá herido de muerte a las generales.

Y sabe que, dentro del desánimo de los electores de su partido y de su inclinación muy mayoritaria a quedarse en su casa en las próximas convocatorias electorales, si hay alguien a quien todavía se le reconozca capacidad de convocatoria es a ella. A pesar de todo, a pesar del carril-bus y de la Policía Municipal, a pesar de los innumerables implicados en la magna red de corrupción que es la Gürtel en su derivada madrileña, todos nombrados por ella en su momento, a pesar del escándalo de su antiguo mano derecha y ahora encarcelado Francisco Granados, y a pesar de que hace dos años abandonara por sorpresa la Presidencia de la Comunidad y asegurara que abandonaba definitivamente la vida política. Con todo esto, que no es poco, los electores del PP siguen prefiriéndola mayoritariamente a ella al frente del Ayuntamiento.

¿Es ese un argumento suficiente para Mariano Rajoy? ¿Es suficiente para él lo que le dicen los sondeos? Y, por encima de todo ¿Es tan suficiente como para tragarse el reto que le lanzó ayer Aguirre y aceptarla a pesar de todo eso como candidata?

La apuesta de Esperanza Aguirre es fuerte y la hace porque cree que la potencia de los datos la acompaña. Pero que lo hecho por la baronesa madrileña no ha gustado en los despachos del partido lo evidencia la rapidísima salida de Carlos Floriano para diluir en la medida de lo posible su rotundo paso al frente.

Si finalmente Mariano Rajoy acaba poniéndola en la cabeza de la lista por la capital, Aguirre habrá sentado plaza como un elemento de potencia indiscutible dentro de su partido, cosa que será muy mal recibida en la calle Génova. Pero si el presidente optara por otro nombre para disputar la Alcaldía de Madrid, la carrera política de la baronesa madrileña habría acabado. Y lo cierto es que, con sus declaraciones de ayer, se lo ha puesto bastante más difícil. A ella misma y a su presidente.

Ahora ya sólo es cuestión de semanas porque la designación de candidatos se hará en enero. Y dependerá exclusivamente de Rajoy el calibrar si le compensa tener una pieza fuerte y libre dentro de su partido porque lo que se juega en Madrid es la conquista del puente imprescindible hacia La Moncloa.