Pablo Iglesias desafía a Rajoy a convocar elecciones «ya»

EL MUNDO – 09/02/15

· Evita citar a Monedero pero denuncia que el Gobierno utiliza las instituciones para ‘atacar’.

Lanzado en las encuestas –adelantando al PSOE como segunda fuerza en el barómetro del CIS– y con la inyección de moral del multitudinario mitin de la Puerta del Sol, Podemos ha dado un paso más en su discurso para retar abiertamente a Mariano Rajoy a convocar elecciones. Y no es un hecho puntual. Tanto Pablo Iglesias como Íñigo Errejón aprovecharon ayer sendos actos en Madrid y Valencia para lanzar por partida doble este desafío al Gobierno.

«Ojalá convocara elecciones ya Mariano Rajoy. Y vamos a ver lo que votan los ciudadanos. ¿Por qué tiene tanto miedo a que nos midamos?», manifestó Iglesias. Casi a la misma hora, Errejón también se mostraba retador con el PP: «Abrid las urnas y vamos a medirnos».

Habitualmente instalado en la «prudencia» y la «humildad» con los sondeos –como describió ayer Iglesias–, incluso aludiendo al «partido a partido» del Cholo Simeone, Podemos cambió el guión al calor del CIS y sacó pecho con las cifras de intención de voto para avivar la movilización de sus bases en este año electoral clave. Y más ahora que al partido le acechan dificultades por el caso Monedero.

Si Iglesias motivó en Sol a los suyos diciéndoles que eran unos «quijotes» que iban a ganar las elecciones al PP, ayer echó mano de otro símbolo del imaginario colectivo sobre la lucha del «débil» contra el poderoso. «Las encuestas demuestran algo muy importante, y es que David puede ganar a Goliat», proclamó el secretario general de Podemos, quien apeló a aprovechar el actual momento de gracia del partido recordando que el personaje bíblico «sólo tenía una oportunidad, una honda y una piedra, y sólo podía lanzarla una vez».

Iglesias presentó esta confrontación con el PP como una pugna entre «despotismo y democracia» y rechazó de nuevo que ésta se encuadre en el eje entre izquierda y derecha. Así, identificó a ese Goliat con los «déspotas» que ponen las instituciones «al servicio de los ricos» y mencionó expresamente a Esperanza Aguirre, a quien dirigió varias andanadas.

«El despotismo es convertir instituciones en dispositivos que sirven para enriquecer a los amigos del poder. El despotismo en Madrid se llama Esperanza Aguirre», disparó Iglesias. Y continuó arremetiendo contra la presidenta del PP de Madrid –«no porque fuera de derechas», dijo–, sino por ser «una funcionaria de los que roban, de los corruptos» y que actúa como «un instrumento en manos de los ricos para robar la democracia». «¡Es Goliat!», exclamó Iglesias delante del Museo Reina Sofía, en una plaza que apenas cubrió la mitad de su aforo y donde regresó ayer después de la noche electoral de los comicios europeos del 25 de mayo.

El líder de Podemos también miró a su izquierda para repartir puyas, ninguneando una vez más al PSOE. En una semana especialmente convulsa en Izquierda Unida con el portazo de Tania Sánchez, y tras las declaraciones del sábado de Cayo Lara exigiendo explicaciones por el caso Monedero, Iglesias se la devolvió atacando. «Se vive muy cómodo siendo un partido bisagra del Partido Socialista. Se vive muy cómodo fiel a tus principios inamovibles sabiendo que vas a ser minoritario. Pero nosotros queremos ganar, y eso implica un estilo de hacer política», manifestó.

Durante su intervención en apoyo de la candidatura de Luis Alegre para liderar Podemos en la Comunidad, Iglesias eludió citar a su compañero Juan Carlos Monedero, pero las 200 personas presentes en el mitin entendieron que se refería a su caso cuando se revolvió contra el Gobierno, al que acusó de utilizar las instituciones del Estado para «atacar a Podemos». «Me avergüenza como español que el presidente y los ministros de mi país se atrevan a utilizar las instituciones públicas para enfrentar a una formación política», dijo Iglesias, quien apuntó que es algo «propio de los déspotas». «No tienen escrúpulos en utilizar los ministerios para atacar a quien no se atreven a enfrentar en un escenario electoral», reprochó.

EL MUNDO – 09/02/15