Paisaje despues de la borrokada

TONIA ETXARRI, EL CORREO 05/03/14

· Los daños ocasionados por los vándalos profesionales que arrasaron, anteayer, los comercios del centro de Bilbao pueden perjudicar tan gravemente la imagen de la villa que ayer todos los partidos (menos EH Bildu) aprovecharon la mínima oportunidad para criticar lo ocurrido mientras se celebraba la cumbre económica mundial. La necesidad imperiosa de transmitir a los comerciantes (principales víctimas de los ataques de los encapuchados), a los ciudadanos que se sintieron desprotegidos y a los turistas que puedan estar tentados de cambiar sus planes de viaje que Bilbao sigue siendo la ciudad económica y cosmopolita, cultural y abierta de siempre, provocó que ayer cualquier representante democrático manifestara su indignación.

Pero después del enojo es el momento de pedir responsabilidades. Ayer salió al paso el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, para decir que «las consecuencias hubieran sido peores sin la actuación de la Ertzaintza». Pero eso fue, justamente, lo que no vieron tantos ciudadanos: que la Policía autónoma hubiera actuado, como requería la situación. Veinticuatro horas después del destrozo de los escaparates de los comercios más importantes de la Gran Vía bilbaína, y de que empleados y viandantes hubieran vivido momentos de pánico ante las escenas de saqueo protagonizadas por los delincuentes con total impunidad, la gente se seguía preguntando: ¿Cómo pudo ocurrir semejante vandalismo con tanto despliegue policial? ¿Hubo pasividad policial? Si protegían a los participantes en el foro, ¿no podían hacer lo propio con la gente de la calle? ¿Qué mecanismo es el que sugiere el sindicato Erne según el cual había que «solicitar permiso a la «mesa de crisis» para poder actuar?

Habrá que esperar a la comparecencia de la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, para aclarar las circunstancias en las que se produjeron los altercados ante los que la ciudadanía se sintió tan desprotegida, como denunciaban ayer los socialistas en el Parlamento vasco. Pero las primeras críticas vertidas por el sindicato Erne no son muy tranquilizadoras, al sugerir que podría haberse dado pasividad policial. El portavoz de la Diputación foral de Bizkaia no escatimaba demostraciones de hartazgo ante «quienes usan la capucha» para amenazar.

Pero habrá que saber qué idea tienen los actuales responsables policiales en Euskadi para afrontar una situación de extrema violencia y peligro para los ciudadanos. La consejera, cuando comparezca ante el Parlamento, tendrá que dar explicaciones. No es la primera vez que la preparación de la Ertzaintza para enfrentarse a situaciones conflictivas se pone en entredicho por los propios sindicatos del Cuerpo. De los incidentes producidos en el partido amistoso entre Euskadi y Bolivia en Anoeta, que se saldaron con dos detenidos y catorce policías heridos, se habló de «descontrol organizativo». De falta de previsión. Y falta de decisión. Los responsables de la seguridad del País Vasco tiene que optar.

A veces ocurre. ¿Ante los actos vandálicos? Se impiden para proteger a los ciudadanos. No cabe término medio. Cuando los representantes de Greenpeace irrumpieron pacíficamente en la cena de la cumbre climática de Copenhage en 2009 fueron detenidos y puestos a disposición de la Justicia danesa. Es lo que tiene cuando las autoridades han de hacer respetar la ley. Que se enemistan con los antisistema.

TONIA ETXARRI, EL CORREO 05/03/14