Pasaporte falso

IGNACIO CAMACHO – ABC – 24/11/15

· Ahora se llama refundación a una operación de camuflaje. Una identidad falsa para prófugos políticos de la corrupción.

A los soportes políticos del tardopujolismo, CDC y CiU, los han reventado tres factores: la corrupción, el independentismo y el liderazgo menguante de Artur Mas, que ha malversado –a veces literalmente– el legado del fundador como esos herederos que se hacen cargo de empresas bien posicionadas en el mercado y acaban dilapidando el capital y enajenando los activos. Bien es cierto que el tiempo ha venido a demostrar que lo que el propio patriarca y su familia habían fundado era una cleptocracia, un régimen asentado sobre una red de mordidas y tráfico de favores; pero Mas se subrogó esa trama sin reparos en la creencia de que podría ocultarla bajo el alboroto de la secesión. Un problema, sin embargo, no tapa nunca otro problema: sólo consigue sumar dos.

Como el tercer problema es el propio president y no parece dispuesto a cuestionarse a sí mismo, ha optado por emprender la clásica operación de camuflaje, que ahora se llama refundación. Migrar a otras siglas para escapar de la radiactividad moral que esparce el averiado reactor pujolista. Crear un artefacto de diseño al que trasladar los restos, pero no las deudas, de la empresa en quiebra. Fletar un bote salvavidas para alcanzar la orilla tras el naufragio.

Sólo que en esa embarcación de socorro, llamada Democràcia i Llibertat con mucho énfasis retórico, viajan los mismos navegantes con idéntica bitácora desorientada. La deriva secesionista ha jibarizado la influencia y el poder de la antigua Convergència, dividido su facturación electoral y cuestionado su hegemonía vertebral no ya en la sociedad catalana, sino en el bloque del soberanismo. Una nueva marca no funciona sin un nuevo proyecto, y Mas sigue empeñado en una fantasía llamada al fracaso.

Aunque sus colaboradores, con el doble discurso habitual en la hipocresía nacionalista, prediquen entre la burguesía emprendedora una especie de independencia de baja intensidad, el punto clave de su empeño sigue siendo un inviable horizonte de ruptura. Y sin un repliegue claro de esa aspiración quimérica no habrá mudanza ni cambio nominal que estabilice una situación de extravío político. Menos aún existirá la posibilidad de volver a articular una mayoría social que devuelva a Cataluña la cohesión arrebatada por el delirio separatista. Más que de una «política bisexual» (sic), deconstruida en el mestizaje ideológico, se trata de un simple acto de travestismo.

La única virtud objetiva de Mas consiste en cierta capacidad para adaptarse a base de fintas tácticas al destino descalabrado que él mismo se fabrica, aunque en cada quiebro se vaya dejando márgenes de tiempo y de masa crítica. Esta vez, sin embargo, arrastra demasiado lastre para abordar una simple reinvención nominalista que parece el desesperado cambio de identidad de un proscrito en fuga. Será difícil que le baste con un pasaporte falso para cruzar a salvo la frontera prohibida.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 24/11/15